Matices inflacionistas
Esta semana se han publicado los registros de inflación de mayo en las principales economías, cuya nota común, y muy relevante dada la actual posición en el ciclo, es el repunte de la tasa de crecimiento interanual de los índices de precios hasta alcanzar cotas del 3,1% en EE UU, del 2,5% en la eurozona y del 1,5% en Reino Unido. Desde los mínimos del pasado febrero (1,7%, 1,6% y 1,1%, respectivamente), los efectos del encarecimiento del petróleo, que a mediados del pasado mes llegó a alcanzar los 40 dólares, se han trasladado de forma casi automática a los precios al consumo, como anticipaban nuestro modelo de estimación, y que alertan de que el máximo impacto negativo sobre el crecimiento del PIB no se producirá hasta dentro de seis o nueve meses.
El máximo impacto negativo de los efectos de la subida del crudo sobre el crecimiento del PIB no se producirá hasta dentro de seis o nueve meses
Si la cotización del barril se estabiliza en la zona de los 35 dólares a lo largo de la segunda mitad del ejercicio (el escenario más compartido por los analistas y, parcialmente, por el mercado de futuros), el crecimiento interanual de los precios al consumo debería ir corrigiendo hasta regresar al 2%, la cifra comúnmente aceptada como estabilidad de los precios.
En este contexto, podría decirse que, en el momento actual, no existen presiones inflacionistas, si bien esto no impide afirmar que se constatan riesgos para la estabilidad de los precios en el medio plazo. Esta afirmación, aunque pueda considerarse como un mero matiz, esconde implicaciones que deben ser tenidas en cuenta por parte de los bancos centrales. Es muy importante que los mercados financieros y los distintos agentes que participan en la economía perciban que el reciente repunte de la precios es coyuntural y, en consecuencia, no se activen perversas espirales inflacionistas. Es responsabilidad de los bancos centrales controlar la inflación a medio plazo pero, para ello, es imprescindible generar expectativas de estabilidad de los precios, sobre todo en una posición en el ciclo como la actual en la que comienza a compensarse el output gap negativo observado en los últimos trimestres. En consecuencia, se deben ir corrigiendo unas condiciones monetarias extraordinariamente expansivas para evitar que lo que hoy son riesgos se transformen en presiones. La Reserva Federal ya lo ha advertido y el Banco de Inglaterra y el de Suiza ya han actuado.
David Cano y María José Huete son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).
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