La resistencia de Irak golpea al petróleo

La resistencia iraquí continuó ayer sus ataques contra la industria petrolera iraquí, con el asesinato del responsable de seguridad de los campos petrolíferos de Kirkuk, al norte del país, Gazi Talabani. El asesinato se produjo menos de 24 horas después de que la Autoridad Provisional para Irak se viera obligada a cerrar la principal terminal exportadora de petróleo del país, tras la explosión de dos bombas. La terminal deberá permanecer cerrada al menos durante 10 días, con un coste de unos mil millones de dólares en un sector estratégico para la viabilidad económica del nuevo Irak.

Varios pistoleros acribillaron a balazos a Gazi Talabani cuando salía de su domicilio en Kirkuk. Además de jefe de seguridad de la industria del petróleo en la zona, Gazi era un influyente personaje perteneciente al clan de Jalal Talabani, líder de la Unión Patriótica del Kurdistán y pieza clave en la construcción política de Irak.

La muerte de Talabani es la tercera de un alto funcionario del Gobierno iraquí en una semana, cuando apenas quedan 15 días para que se produzca el traspaso de soberanía por parte de las fuerzas ocupantes.

En otra zona del país, a 100 kilómetros al oeste de Bagdad, al menos diez personas murieron en la localidad de Ramadi, al estallar un artefacto dirigido contra un todoterreno a bordo del cual viajaban varios occidentales. Al menos cuatro de ellos murieron, mientras el resto de las víctimas son iraquíes. Según un portavoz del Ejército estadounidense, la resistencia empleó una bomba de fabricación artesanal -un gran bidón de gasolina con varios explosivos adosados- que hizo estallar al paso del vehículo que quedó completamente destruido y envuelto en llamas. El combustible incendiado salpicó a numerosos vehículos de iraquíes que pasaban por el lugar causando numerosos heridos.

Pocas horas después, la resistencia lanzó varias oleadas de cohetes contra Base Anaconda, a unos 90 kilómetros al norte de Irak, matando a tres soldados estadounidenses y causando heridas al menos a una veintena, según confirmaron portavoces del Ejército de EE UU.

Mientras, en Washington, un grupo de 27 ex diplomáticos y ex militares hicieron público un escrito en el que piden el voto contra Bush, a cuyo Gobierno culpan de un "desastre político y moral" en política exterior y de defensa. Los firmantes acusan a la Administración de actuar de forma dominante, arrogante y autócrata. También denuncian la existencia de una campaña de mentiras para persuadir al público de que Sadam Husein estaba vinculado con Al Qaeda y con los atentados del 11 de septiembre.