El Parasol de la Encarnación
Parasol, que así se llama la propuesta ganadora del concurso de ideas para la plaza de la Encarnación en Sevilla, no es un edificio al uso, es una cubierta permanente, una sombra de por vida. Desde el principio su espectacularidad llamó la atención y era la favorita en las apuestas. Gustan por lo visto en esta ciudad las fantasías animadas, de ayer y hoy, porque en el fondo todos somos como niños, y como tales, los juguetes nuevos. Unos para disfrutarlos, otros para destrozarlos como jardines.
Digamos que se ha dado un paso más hacia la modernidad, ni Leopoldo, ni Currito, Parasol es una cubierta que, aunque me sigan pareciendo enormes hongos, no se inspiraron en éstos, ni por su nombre en la sombrilla de playa, su creación viene de las higueras de San Pedro, a eso hay que llamarle imaginación. Al mercado multidisciplinar (hay cada palabra), ese que de siempre se llamó plaza de abastos, al menos lo situaron en una "intermedia cota de rasante", para que a través de rampas y escalinatas pueda accederse a su cubierta que, de inmediato, queda convertida en zona multiuso, lugar de esparcimiento para la juventud, sala de conciertos de rock y otras actividades lúdicas (no se asegura que quede convertido el techo del mercado en botellódromo y lugar alternativo para la movida).
Ya lo imagino punto sindical de referencia para las distintas marchas de protesta. En el aspecto técnico no queda claro si la perforada cubierta, para mitigar los rayos solares, puede tener distinto comportamiento en caso de chaparrones, y actúe por el efecto árbol, en este caso higuera, mojando a los transeúntes después de haber escampado, ni tampoco si las perforaciones, en los días de viento, llenaran de fantasmagóricos sonidos el enclave.
Se sabe que no serán parasoles de cobre, como en un principio, pues se pasa al empleo del aluminio y otros metales, acaso cayeron en el recalentamiento y en la conductibilidad de los efectos de don Helios. El presupuesto recortado es de 33 millones de euros, el estimado 50, sin imponderables, ni paneles para recoger la energía solar.
De un tiempo a esta parte se tenía la impresión de que las arcas municipales andaban algo cortas, afortunadamente ésta ha resultado ser una falsa apreciación a tenor de la determinación tomada.
Nunca pensé que la Administración estuviera tan boyante y se optara por la cubierta cara, cuando de similares características pero más económica existía la propuesta Umbrage. Umbrage no es de diseño foráneo, ni tiene su creador currículo internacional, ni tan siquiera su nombre suena raro, Paco Cifuentes. Umbrage, que es sombra en inglés, umbráculo, sombraje, pérgola, no es sino un parasol, un parasol como cualquier otro, una cubierta económica bajo la que se encontraba un mercado, por supuesto emblemático, dejando mucho espacio libre, más de tres mil metros, incluso alguno con sol para el invierno, una torre-mirador, ésta sin ascensor panorámico, y hasta 50 aparcamientos; ni que decir tiene que todo ello, sobre la cubierta de la cripta museística de la Hispalis, que tendría entrada independiente. Total, 3 millones de euros. Dieciséis veces menos, el valor de la propuesta ganadora. Este era un proyecto para realizar en poco tiempo, fácil y asequible, pero poco fotogénico para la foto de grupo. Se ha optado por este espectacular diseño que esperamos que, para bien o para mal, sea el sol lo único que detenga y pare, parasol metropol. Bienvenido Para Sol. Bienvenido Metro. Bienvenido Mister Marshall.
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