Los populistas, los euroescépticos y la abstención triunfan en la antigua Europa comunista
El presidente polaco llama "irresponsables" a los ciudadanos por no acudir a las urnas
Diversas formaciones antieuropeístas y populistas cosecharon buenos resultados en las elecciones europeas del domingo en varios de los 10 nuevos países de la UE, ocho de los cuales formaron parte del bloque comunista. Este ascenso, unido a una altísima abstención, causó desolación entre los dirigentes de los 10 nuevos miembros. El presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, llamó ayer "irresponsables" a sus compatriotas por su desinterés. Sólo un 21% de polacos acudió el domingo a las urnas. Los bajos índices de participación fueron una constante entre los nuevos socios.
Con alrededor de 40 millones de habitantes, Polonia es la gran potencia entre los 10 países que ingresaron en la UE el pasado 1 de mayo. Por ello, la indiferencia absoluta de los polacos resulta muy significativa y trasladó el pesimismo a las instituciones comunitarias. Además de la elevadísima abstención, algunos partidos populistas y críticos con la UE -como la Liga de las Familias Polacas, con un 16, 4% de los votos, y Samoobrona, con el 11,6%- han obtenido mejores resultados que la coalición gubernamental de la Alianza de la Izquierda Democrática y la Unión del Trabajo, que consiguió un 9%. Los liberales de la Plataforma Cívica fueron los vencedores con el 23,5%. El ministro de Exteriores, Wlodzimierz Cimoszawicz, dijo ayer que la abstención demostró que los asuntos europeos, aunque tienen una enorme significación, no importan a los polacos.
Otro país importante de la nueva Europa, la República Checa, fue escenario también del ascenso de los populistas, que respalda el presidente del país, Vaclav Klaus. La derecha euroescéptica del Partido Cívico Democrático, que ahora se encuentra en la oposición, venció con el 30% de los votos frente a los socialdemócratas del actual primer ministro, Vladímir Spidla, que forman parte de la actual coalición de Gobierno con apenas el 8,2%.
Castigo a los Gobiernos
En una tendencia que se refleja en casi todos los nuevos países de la UE, los electores de Hungría han castigado a las formaciones gubernamentales y han premiado a los partidos de oposición en un ya típico voto de castigo en los comicios europeos. Los conservadores que encabeza el ex primer ministro Viktor Orban vencieron con el 47,4% de los sufragios a los socialistas de la alianza gubernamental, que hubieron de conformarse con el 34,3%.
Ni siquiera la coincidencia de elecciones presidenciales con los comicios europeos, como fue el caso de Lituania, impulsó la participación, que apenas rebasó el 46% en esta república báltica. Salvo las excepciones de las islas de Chipre y de Malta, donde el voto es obligatorio y los porcentajes de participación fueron del 71% y del 82%, respectivamente, en ningún otro país de la ampliación se rebasó el 50% de asistencia a las urnas.
El caso más escandoloso, junto con Polonia, es el de Eslovaquia, que batió el récord de abstencionistas y donde solamente uno de cada cinco ciudadanos con derecho a voto acudió a las urnas. En este país centroeuropeo también figura entre los más votados el Movimiento por una Eslovaquia Democrática, del antiguo primer ministro Vladímir Meciar, una formación considerada populista y muy reticente con la Unión Europea. Un partido que representa a la minoría húngara ha obtenido asimismo dos escaños en el Parlamento de Estrasburgo.
La oleada abstencionista afectó el domingo incluso a países que demostraron en el pasado más entusiasmo por la Unión Europea, como Eslovenia, una república que formó parte de la antigua Yugoslavia. Apenas el 28,19% de los eslovenos acudió a los colegios electorales para elegir a sus siete eurodiputados, que se repartieron entre cinco formaciones.
Algunos analistas europeos recordaron ayer que los referendos de adhesión fueron aprobados por escaso margen en varios de los nuevos socios de la UE. En cualquier caso, los nuevos Estados han provocado el descenso en la participación media de la UE, ya que el porcentaje en los antiguos socios ha sido sólo ocho décimas más bajo que en las elecciones europeas de 1999. Un 49% de los ciudadanos de los antiguos Quince ejercieron su derecho al voto y la participación global de los Veinticinco ha caído hasta un 45,3%.
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