Tirar pescado
En relación a una carta publicada el 1 de junio en esta sección, en la que se reprocha a los pescadores de Barbate la acción de tirar el pescado como gesto de protesta y se tacha de delito, me gustaría reseñar unos pequeños matices.
Estoy de acuerdo con el autor de esta carta en que no es correcto tirar los alimentos. Pero tampoco me parece correcto que a los pescadores se les pague por una caja de diez kilogramos de sardina sólo siete euros. Cuando todos conocemos el precio que alcanza un kilogramos de sardinas en el mercado (los boquerones, a los que se hace referencia, se pagan a un precio muy parecido).
No me parece nada correcto que se pague esa ridiculez a los pescadores, que son los que verdaderamente se juegan la vida cada noche en el mar para que el pescado llegue cada día a nuestra mesa. Una injusticia conocida por todos, pero a la que nadie hace referencia.
Lo que realmente si me parece un grave delito es que el 20% de los habitantes del planeta consuman el 80% de los recursos existentes. Pero claro, como nosotros formamos parte de ese 20%, pues no nos parece injusto. Me parece un delito que por cada kilogramo de tomates que compramos en el mercado se hallan tirado dos kilogramos porque no tenían el color o la forma que le gusta al consumidor (claro, como eso no lo vemos, no nos parece un delito).
Me parece un delito que la Unión Europea nos prohíba cultivar todo lo que nuestra tierra y el sudor de nuestros agricultores son capaces de producir, para así mantener los precios estables, mientras existen muchas bocas por alimentar. Me parece un delito que mueran más de 33.000 niños cada día porque no somos capaces de compartir aquello que injustamente nos hemos apropiado.
Es cierto que no es correcto tirar los alimentos, pero me parece una exageración tacharlo de delito contra el medio ambiente y contra la humanidad (mencionando a los que pasan hambre), cuando cada día se suceden millones de injusticia frente a nuestros ojos, sin que hagamos nada por evitarlo.
Puede que el verdadero problema de todo esto sea que tristemente los pescadores hallan tenido que recurrir a una medida tan drástica, porque es la única forma de que la sociedad le preste un poco de atención. Puesto que todos conocemos su injusticia, pero es más cómodo seguir sin hacer nada. Tal vez, no sea justo pedir justicia a quien injustamente se le niega.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.