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Reportaje:

La Biblioteca Vasca, en la Red

La Fundación Sancho el Sabio y el Gobierno vasco colocan en Intenet cerca de 3.000 valiosos títulos

Las principales joyas bibliográficas vascas ya están al alcance de todo el mundo sólo con teclear una dirección de Internet. Se acabaron los privilegios en las bibliotecas. Aquellos libros antiguos, incunables y manuscritos que sólo estaban a disposición de los estudiosos más selectos han dejado de serlo desde ayer gracias a un acuerdo del Gobierno vasco con la Fundación Sancho el Sabio de Vitoria. Esta institución posee la mayor biblioteca sobre tema vasco, de la que ha digitalizado cerca de 3.000 documentos -en total, 800.000 imágenes-, que son ya accesibles desde cualquier ordenador del mundo conectado a la Red.

La Fundación Sancho el Sabio de Vitoria ha sido la primera biblioteca de España que digitaliza sus documentos más valiosos o frágiles con el fin de que cualquier lector pueda consultarlos. Cuando emprendió esta tarea, en 1993, en España sólo otro centro de documentación, el Archivo General de Indias, estaba realizando una labor similar. Ahora, 11 años después, parece que se van animando otras instituciones cercanas (la Diputación de Vizcaya, el Koldo Mitxelena) o de reconocido prestigio, como la Biblioteca Nacional o la British Library.

La 'Genealogía de san Francisco Javier', del año 1500, es el libro más antiguo digitalizado

Mientras tanto, este centro de documentación de la cultura vasca, ubicado en el venerable palacio de Zulueta, da un paso más y cuelga sus más valiosas obras de la Red, como embrión de una futura biblioteca digital vasca, a la que en breve se sumará el Parlamento vasco. Ayer, en la presentación de este proyecto, la directora de la institución, Carmen Gómez, desveló algunas de las joyas del tesoro ahora a disposición de todo el mundo.

Ante un ordenador conectado a la Red, y después de escribir la dirección www.euskadi.net/LiburutegiDigitala, apareció el portal de la Biblioteca Digital, con un sencillo formulario de consulta en el que Gómez tecleó "Larramendi". Inmediatamente se mostraron los títulos digitalizados del jesuita natural de Andoain, de quien seleccionó su obra más famosa, De la antigüedad y universalidad del bascuence en España: de sus perfecciones y ventajas sobre otras muchas lenguas, demonstración previa al arte que se dará a luz desta lengua, en la edición publicada en Salamanca en 1740. Y el libro apareció en la pantalla del ordenador, desde la portada hasta la última página, con una claridad que ya quisieran impresiones contemporáneas.

Pero la documentación que se ha puesto al servicio del internauta va más allá de las obras impresas. También están a su disposición 1.800 manuscritos. Entre ellos, el libro de Arrillaga, de 1652, que prueba la hidalguía de esta familia. Por cierto, que este campo de la genealogía es en la actualidad el más solicitado entre los usuarios de la Fundación Sancho el Sabio. Quizás por ello, Carmen Gómez utilizó un documento de este tipo para mostrar que la nueva Biblioteca Digital no sólo ofrece joyas filológicas, sino también tesoros de la imprenta.

Es el caso de la ejecutoria del apellido Olalde, de 1591, que se redactó a solicitud de un indiano que llegó a Sevilla y tenía que probar la hidalguía de sus orígenes. Cuidadosamente ilustrado en algunas de sus páginas, este libro aparece en la pantalla tal cual es, con especial atención gráfica a las páginas en las que aparecen las letras capitales, de gran calidad.

La consulta permite moverse por la página elegida y ampliar el campo de lectura; también se puede imprimir y guardar en el ordenador personal o en disquete. Sólo ha habido un ligero problema a la hora de poner en marcha este proyecto: los derechos de propiedad intelectual. Aunque la Fundación Sancho el Sabio cuenta con más 3.000 volúmenes a los que se puede acceder por ordenador en la sede de la institución, 200 no se han podido alojar en Internet, ya que están escritos durante los últimos 70 años, periodo en el que están vigentes sobre la obra los derechos del autor o de sus herederos.

Eso es algo que no le sucede al libro más antiguo en el catálogo, el manuscrito conocido como Genealogía de san Francisco Javier, de 1500. Es el más antiguo, pero por poco tiempo, ya que ayer Carmen Gómez anunció la donación por parte de la Universidad de Navarra de un incunable, de 1498, impreso por el navarro Arnao Guillén de Brocar. Se trata de una bula de indulgencias emitida por el obispo de Burgo de Osma, Alonso de Fonseca, que formaba parte de la encuadernación de un libro antiguo. "Era una práctica habitual utilizar otros documentos como forma de aumentar el grosor de las cubiertas", aclaró la directora de la Fundación. En poco tiempo, este incunable pasará de aquel anonimato injusto a esa fama bien merecida, gracias a Internet.

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