Elecciones en Europa

Cerca de 350 millones de ciudadanos europeos de 25 países están convocados a las urnas desde hoy hasta el próximo domingo para elegir a los 732 diputados del Parlamento Europeo. Dada la diversidad de usos políticos, los Estados miembros tienen distintas jornadas electorales. Pero el domingo, día en que votan más países, incluida España, habrá un resultado único y simultáneo difícil de predecir porque los 10 nuevos miembros votan por primera vez en tales comicios, y el número de escaños se ha reducido para algunos (especialmente España, que pasa de 64 a 54), mientras Alemania lo ha visto ampliado hasta 99 y se ha mantenido la presencia de los más pequeños. La temperatura europea vendrá determinada no sólo por la composición de la Cámara, en la que se vaticina una presencia mayor de euroescépticos y populistas de derecha, sino también por una participación que no ha hecho sino bajar desde las primeras elecciones, en 1979.

El primer ministro británico, Tony Blair, tan cuestionado por su papel estelar en la invasión de Irak, es quien más se juega en unos comicios en que los electores de Inglaterra y Gales votarán simultáneamente a sus concejos municipales. En Londres se juega la cantada reelección de Ken Livingstone, el extremo opuesto de Blair dentro del Partido Laborista. En otros países europeos habrá también urnas dobles. En Luxemburgo hay elecciones generales; presidenciales en Lituania; locales en Irlanda, donde se celebra también un referéndum para endurecer la Ley de la Nacionalidad; regionales en Bélgica, y municipales en Italia. En algunos países se anticipa un cierto voto de castigo para Gobiernos que se han involucrado especialmente en la guerra de Irak; en otros, como Francia o Alemania, el descontento con las políticas de sus respectivos Gobiernos puede encontrar un cauce de expresión en las urnas europeas. Una de las excepciones, si no yerran los sondeos, puede ser España, donde el PSOE calbaga sobre la ola del 14-M.

Estos comicios son una serie de elecciones nacionales, pero la suma de todas ellas va a tener un efecto sobre el proyecto europeo. Está por ver si el resultado facilitará o dificultará que apenas unos días después se cierre finalmente el Tratado Constitucional, sobre el que nadie ha querido mover un dedo antes de estos comicios, lo que constituye un cierto fraude a los electores.