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Renfe planea revisar a la baja los contratos de los nuevos trenes AVE para atajar su deuda

La empresa ferroviaria analizará hoy su nueva organización en un consejo extraordinario

Renfe estudia revisar a la baja los últimos seis contratos de compra de trenes para líneas de alta velocidad (AVE), encargados por la anterior Administración poco antes de las elecciones y aún pendientes de firma. La compañía quiere reducir notablemente la entrega de esos 151 trenes, adjudicados por 4.452 millones de euros, en lugar de ampliar el plazo de entrega, como piden los fabricantes. El objetivo es contener la fuerte deuda, que se eleva a 7.200 millones. Además, Bombardier y Talgo han entregado ya siete unidades de los trenes que circularán por la línea Madrid-Barcelona.

Seis son los contratos que están en revisión, entre ellos el mayor pedido de la historia de Renfe: la adquisición de 40 unidades de alta velocidad por 1.603 millones de euros, acordada 11 días antes de las pasadas elecciones generales, y que se repartieron el consorcio integrado por la española Talgo y la canadiense Bombardier (30 unidades) y la alemana Siemens (10 unidades).

Los retrasos que acumulan las líneas de alta velocidad en construcción, el nuevo diseño de la política de infraestructuras y la necesidad de no aumentar la abultada deuda de la compañía ferroviaria están llevando a los responsables de Fomento y, por ende, a la dirección de Renfe a replantearse la política de compras de la anterior Administración.

Frente a la petición de los fabricantes de que, si sobran ahora trenes porque las líneas no están listas, se amplíen los plazos de entrega y de los pagos, Renfe parece decantarse por otra posibilidad mucho más directa: revisar a la baja el número de unidades encargadas, según fuentes cercanas a las negociaciones.

La medida ayudaría a no aumentar la tremenda hipoteca de la deuda histórica de la compañía, que supera los 7.200 millones, mayor incluso que la de RTVE, y que deberá traspasar, parcial o totalmente, al nuevo organismo estatal que surja de la liberalización ferroviaria.

Además del contrato de los AVE, el resto de pedidos en entredicho son los cuatro que se adjudicaron en un consejo de Renfe en febrero pasado: 45 trenes lanzadera de ancho variable, encargados al consorcio formado por CAF y Alstom, por 1.083 millones de euros; otras 30 lanzaderas de ancho fijo, repartidas también entre esas dos empresas, por 695 millones; 26 trenes autopropulsados de alta velocidad para servicios de larga distancia de ancho variable, adjudicados a Talgo y Bombardier por casi 750 millones, y diez trenes hotel, encargados a Talgo, por 322 millones.

El destino de estos 151 trenes AVE son las nuevas líneas ferroviarias de alta velocidad en marcha, como Madrid-Barcelona-frontera francesa, Madrid-Valencia, Córdoba-Málaga, Madrid-Lisboa y Murcia-Almería. Sin embargo, muchas de ellas ya acumulan retrasos.

Retrasos en las líneas

La entrada en servicio del Madrid-Barcelona estaba prevista para 2004, pero la nueva ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ya advirtió la semana pasada que esa fecha no es realista. Si no está lista la línea a tiempo, de qué sirve tener los trenes, vino a decir la sucesora de Francisco Álvarez-Cascos en su primera comparecencia en el Congreso. La ministra añadió que la adquisición de este material móvil pone a Renfe, además, en "una situación difícil".

Otro asunto pendiente es el cumplimiento de los plazos de entrega de los trenes AVE adjudicados en marzo de 2001 a Talgo-Bombardier y Siemens, que se repartieron al 50% el pedido para la fabricación de 32 unidades. Desde octubre pasado, fecha fijada por Renfe para la entrega de la primera unidad, el consorcio integrado por la española y la canadiense ya ha entregado siete trenes.

El consorcio aún no ha recibido el grueso del pago de los trenes. La explicación de la compañía ferroviaria española es que, según el procedimiento establecido, no se considera la entrega como efectiva hasta que no se homologa el material, un proceso que todavía no se ha producido, ya que las siete unidades se encuentran en periodo de pruebas.

Por su parte, Siemens todavía no ha entregado ninguno de los 16 trenes que le fueron adjudicados, aunque la firma alemana asegura que está cumpliendo lo pactado: entregar las unidades a lo largo de 2004.

Nueva organización

El espinoso tema de la revisión de estos multimillonarios contratos no será tratado, al menos oficialmente, en el consejo de carácter extraordinario que la compañía celebrará hoy. El objeto de la reunión es analizar la nueva organización de Renfe.

Tras el nombramiento como presidente de José Salgueiro, está previsto que tomen posesión el resto de altos cargos, entre los que se encuentran Javier Pérez Sanz, director general de Infraestructuras; Abelardo Carrillo, director general de Servicios de Transporte, y Juan Fernández Álvarez, de Seguridad y Recursos Humanos.

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