Menos que una película

Los papeles promocionales de esta película, la segunda de Antonio Dyaz y, es de temer, la segunda de una trilogía a completar en 2005 (!), hablan de "atmósfera onírica" obtenida por el "proceso Viruscope", y de un "tratamiento deconstructivo de la imagen", tal como suena.

Lo que este cronista vio en el pase de prensa de este, digamos, filme fue otra cosa: una masa amazocotada de colores desvaídos, unas formas evanescentes cuyos bordes se perdían, unos actores que parecían declamar algo relacionado con El Decamerón de Bocaccio pero en un ambiente futurista; y parecían porque lo que salía de sus bocas no era recibido ni en un 50% por el público.

Todo lo demás son declaraciones de principios, pero no algo que esté en la película. En ésta sólo hay pavorosa precariedad, pedantería y vacío, al mismo precio, eso sí, que cualquier producto de los que pueden verse en cartelera.