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Una veintena de cuadros muestra el interés por España de Ronald B. Kitaj

Ronald Brooks Kitaj (Cleveland, 1932) comenzó a oír hablar de España a su madre, amiga de los brigadistas que lucharon con el bando republicano en la guerra civil. En 1957 visitó Sant Feliu de Guíxols, en la Costa Brava, e inició una relación con la cultura española que se prolongó durante 20 años. Los retratos de los amigos que conoció en Cataluña y las pinturas con referencias a políticos, artistas y pasajes de la historia españoles han sido reunidas en una exposición que se muestra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el 2 de agosto.

Kitaj. Retrato de un hispanista está compuesta por una veintena de cuadros realizados a partir de 1962, que rodean la obra La hispanista (Nissa Torrents) (1977-1978), incorporada a la colección del museo bilbaíno hace dos años. El historiador y crítico de arte británico Marco Livingstone, miembro del comité asesor del Bellas Artes, ha ordenado cronológicamente las obras de Kitaj con huella española. "Es un cosmopolita y un gran lector", explicó Livingstone. "Un pintor que conoció España a través de sus amigos españoles, fundamentalmente, en sus estancias en Cataluña".

La selección de cuadros comienza por Junta, un collage inspirado por el anarquismo español en el que se puede ver a Durruti y el ramo de flores del atentado contra el cortejo nupcial de Alfonso XIII. Incluye también un retrato de Dolores Ibárruri, ¿Conoces la tierra? -una pintura en la que se descubre un dibujo de Goya- y Barcelonetta, una versión desnuda de una obra de Romero de Torres que revela la fascinación del artista por la prostitución.

En La hispanista Kitaj retrató a su amiga Nissa Torrents, profesora de la Universidad de Londres, en un interior en el que se ve un móvil con gatos, atribuido a Picasso, que fue el emblema del café barcelonés Els quatre gats, lugar de encuentro de pintores e intelectuales. El retrato de Torrents se presenta junto a otras tres obras de la misma serie, todas de formato vertical, El griego de Esmirma, Nikos (1976-1977), El arabista (1975-1976) y El orientalista (1976-1977).

Afincado en el Reino Unido desde finales de los años cincuenta, Kitaj se convirtió en una figura destacada de la Escuela de Londres, con gran influencia en otros artistas figurativos desde su etapa de formación en el Royal College of Art. "Para los más jóvenes fue un profesor, alguien que les enseñó que el estilo se puede elegir, igual que se elige una imagen", señaló Livingstone. La figuración de Kitaj le llevó a ser encuadrado en el pop art británico, calificativo que el artista siempre ha rechazado. Sus imágenes no provienen, a diferencia de los pop americanos, de la cultura popular, destacó el comisario, sino de la historia, la literatura, la política y sus propias reflexiones.

En los años ochenta, Kitaj se fue despegando de España, al tiempo que crecía su interés por buscar su propia identidad en sus orígenes judíos. Las malas críticas cosechadas por una exposición retrospectiva que le dedicó la Tate Gallery marcaron su ruptura con Gran Bretaña. Desde hace ocho años vive en California.

<i>El orientalista,</i> de Kitaj, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El orientalista, de Kitaj, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.L. A. GARCÍA
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