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El festival de cortometrajes homenajea a Claudia Cardinale en Almería

La actriz defiende "los efectos especiales del alma" de las producciones de los sesenta

La actriz italiana Claudia Cardinale regresó ayer a Almería, varias décadas después de los rodajes de las tres únicas películas que realizó en la provincia. Cardinale recogió el Premio Almería, Tierra de cine por su trayectoria profesional y recibió el homenaje de la tercera edición del Festival Internacional de Cortometrajes que organiza la Diputación. La actriz, de 65 años, se mostró agradecida por el reconocimiento.

Claudia Cardinale dijo ayer en Almería que no tenía ninguna asignatura pendiente y reconoció su gusto por las producciones realizadas hace 40 años: "El cine hacía soñar. Ahora, cuando se va a ver una película parece que cuentan tu vida y es más banal, más sencilla. La cosa bonita es el sueño. Me gustaría que se volviese a eso, sin efectos especiales. Me interesan los efectos especiales del alma".

Cardinale rodó en Almería tres películas con tres directores diferentes. Una de ellas fue Mando perdido, en 1966, bajo las órdenes de Mark Robson. Este filme se proyectó ayer con motivo de la visita de la actriz. Las otras dos fueron Hasta que llegó su hora (1968), dirigida por Sergio Leone (también premio Almería, Tierra de cine a título póstumo) y Las petroleras (1971), de Cristian-Jaque.

Cardinale no se quitó a Leone de la boca para adular la visionaria realización del cineasta italiano. "Leone ha dado al cine un modo completamente revolucionario de contar. Después, todo el mundo lo ha imitado. Aquella película tuvo un éxito increíble en todo el mundo y fue una muy buena aventura realizarla aquí", dijo la actriz.

Cardinale defendió también el formato del cortometraje, estrechamente ligado al festival almeriense, como una "buena escuela" para los que desean hacer cine. Confesó incluso haber protagonizado cortos para muchos jóvenes veinteañeros en Francia.

En relación con su carrera internacional reconoció sentirse una actriz privilegiada por haber trabajado con los "más grandes maestros de Italia, Francia y América".

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Además del largometraje que la consagró, La chica con la maleta (1960), de V. Zurlini, Cardinale destacó El gatopardo (1962), de L. Visconti, y Fellini ocho y medio (1962), de Fellini. "Recuerdo que Visconti estaba muy furioso con Fellini porque los dos rodajes fueron el mismo año, estuve un mes con uno y otro mes con otro y debía cambiarme el color del pelo", recordó.

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