Mucho ánimo, señor ministro de Defensa
Aunque la forma de morir de los 62 militares del Yak-42 fuese más triste que la misma muerte, les hicieron presentes el día de la conmemoración de las Fuerzas Armadas. Además, han sido protagonistas con la misma dignidad, honor y nobleza como los que cayeron "sin querer morir de otra manera".
Sentado en una de las tribunas como familiar de uno de los 62 militares he tenido la impresión de que, a pesar de que surcaron el cielo cazas F-18, AV-8 Harrier, Hércules, Aviocars, helicópteros Superpuma y Chinook reactores C-101, intentando ofrecer una imagen de alto nivel técnico y logístico, el auténtico retrato de nuestro querido Ejército español era un Yakolev 42D. Un avión que "producía taquicardia" al comandante Ripollés; "una tartana" para el cabo primero del Ejército del Aire Vicente Agulló; "una mierda" para el comandante veterinario José Antonio Fernández, todos ellos muertos en el trágico accidente.
Sin embargo, ha sido un gesto de valentía el enfrentarse el Ejército a su propia identidad, a su auténtico retrato, porque allí también estábamos los familiares de los 62 fallecidos recordando que la auténtica foto era, en efecto, un Yakolev 42D.
El ser consciente de las propias limitaciones es el primer paso para no cometer errores y rectificar. Ha sido gratificante presenciar y contribuir a esa consciencia con nuestra presencia.
Pero no sólo los medios técnicos estaban retratados en el Yak-42D sobre el lienzo de la bandera de España, también ése era el retrato de una estructura y jerarquía militar "trasnochada", que permaneció impasible ante más de una docena de quejas de denuncia de los aviones que llevaban a nuestras tropas a Afganistán. Pero el ser conscientes en esto también es el primer paso para no cometer errores y rectificar.
Mucho ánimo, señor ministro de Defensa, con las reformas que ha anunciado para el Ejército. Es un gesto de inmensa gratitud y profundo respeto a los que no quisieron vivir de otra forma que no fuera sirviendo a la patria, pero quisieran haber muerto en un avión que no produjese taquicardia, que no fuese una tartana ni una mierda, y al servicio de unos mandos que entendiesen sus quejas, es decir, sus vidas "como un valor inestimable que la Patria le confía sin permitirle exponerlos a mayores peligros que los exigidos por el cumplimiento de las misiones" (artículo 95 de las ROFA).
Gracias una vez más, señor ministro, por habernos invitado, por su profundo respeto a los caídos por España, y mucho ánimo con las reformas.
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