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Empieza la causa contra un joven de Tàrrega acusado de matar a su amigo

Un jurado popular constituido ayer en la Audiencia de Lleida deberá decidir sobre la culpabilidad o la inocencia de Carles Parra, un joven de Tàrrega (Urgell) acusado de asesinar con alevosía a un amigo de esta localidad, Alejandro Yus, a quien asestó un navajazo durante una discusión y posteriormente lo empujó al cauce del canal de Urgell. La víctima falleció ahogada por agotamiento ya que su agresor, de 20 años, impidió desde el margen que se mantuviera a flote.

El fiscal solicita 16 años de prisión para Parra y relata en su escrito de acusación que la tarde del 14 de abril de 2003 ambos amigos fueron al lugar de los hechos para consumir sustancias estupefacientes. Una vez allí, por causas que se desconocen, iniciaron una discusión y Parra sacó una navaja del bolsillo y la clavó en el brazo izquierdo de la víctima, de 27 años. A continuación lo empujó al canal, que en aquel momento llevaba un caudal abundante. Yus intentó salir del agua y se agarró con ambas manos a una compuerta de riego, pero Parra, decidido a acabar con su vida, se acercó al lugar y le clavó 30 veces la navaja en las manos, los brazos, el hombro y la cara, hasta que el arma blanca cayó al agua.

Desprovisto de la navaja, añade la versión del fiscal, el presunto asesino cogió una piedra y la lanzó contra la cabeza de Yus, a quien ocasionó una herida contusa en la región parietooccipital izquierda con hemorragia interna y, además, le propinó varias patadas en la cabeza para que su amigo se soltara de la compuerta y fuera arrastrado por la corriente. Como consecuencia de las múltiples heridas y el dolor que éstas le producían, Yus se soltó y se desplazó hacia el centro del canal, donde murió ahogado.

Tras comprobar que Yus se hundía y no reaparecía, el acusado lo dio por muerto y regresó a su casa para cambiarse los pantalones ensangrentados que llevaba. Al día siguiente, Parra acudió a los Mossos d'Esquadra para confesar el crimen. Diversas patrullas policiales rastrearon sin éxito el canal en busca del cadáver, que apareció nueve días después en Anglesola.

En la vista oral de ayer el acusado ofreció una versión diferente de cómo se produjeron los hechos. Parra explicó que actuó para defenderse de una supuesta agresión de su amigo después de haberle regalado la navaja. "Mi intención no era hacerle daño", dijo, aunque reconoció que lo empujó al canal y que le continuó agrediendo en el agua para que se soltara del agarradero "porque tuve miedo de que llevara una navaja". Ninguna de las 30 heridas que sufrió la víctima era mortal. Los forenses explicaron que el acusado padece un trastorno de personalidad de tipo esquizoide, aunque en el momento del crimen era perfectamente consciente de sus actos.

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