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LA POSGUERRA DE IRAK | El proceso de transición

La elección del primer ministro iraquí puede alterar el plan de la ONU

La designación relega la labor de Brahimi

La negociación de la resolución de Naciones Unidas que pondrá fin a la ocupación en Irak entra en un momento decisivo y desconcertante. EE UU y Reino Unido necesitan de la comunidad internacional para salir del avispero iraquí. Pero el pasado viernes se volvieron a poner de manifiesto los límites de la ONU después de que el Consejo iraquí designara a la persona que se pondrá al frente del Gobierno de transición, relegando a un segundo plano la labor de mediación del enviado especial de la ONU, Lajdar Brahimi.

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El nombramiento del chií Iyad Allawi, de 59 años, como futuro primer ministro del Ejecutivo interino iraquí cayó como un jarro de agua fría en Nueva York, y la ONU se limitó a decir que "respetaba" la decisión iraquí sin más, sin decir si la aprobaba. La impresión es que es más un candidato estadounidense que de Brahimi o de los propios iraquíes, de ahí las dudas. Y algunos miembros temen que este cambio inesperado en el guión puede afectar a las deliberaciones en el Consejo de Seguridad sobre el borrador de resolución presentado por EE UU y Reino Unido.

El embajador paquistaní, Munir Akram, que hasta el martes ocupa la presidencia trimestral en el Consejo de Seguridad, dijo que el apoyo de la ONU al nuevo Gobierno interino es un "elemento importante" de la resolución sobre Irak. "Por eso tenemos que examinar cómo se ha realizado

". El representante argelino, Abdallah Baali, añadió que es difícil valorar la credibilidad del nuevo Ejecutivo y que para eso hay que esperar al informe de Brahimi "antes de tomar cualquier decisión". Sin embargo, el Administrador civil estadounidense en Irak, Paul Bremer, lo tenía claro cuando dijo que la de Allawi "es una elección distinguida".

El secretario de Estado, Colin Powell, fue más prudente al decir que "lo que cuenta es la opinión de Brahimi". Naciones Unidas confiaba en desempeñar un papel protagonista en el parto del nuevo Gobierno. Lo previsto era que el enviado de Kofi Annan elaborara una lista creíble y aceptada de miembros que compondrían el ejecutivo interino. Para ello mantuvo consultas, durante tres semanas, con un amplio espectro de la vida política, religiosa y social del país. Pero el viernes se trastocaron todos los planes cuando el Consejo de Gobierno iraquí -designado por EE UU- impuso su decisión. A esto se le añade que los dos aliados en la ocupación muestran evidentes signos de impaciencia para sacar adelante la resolución que regulará la transferencia de poderes el 30 de junio.

Brahimi se encontró así con un acuerdo tácito y escaso margen de actuación para hacer valer su propuesta. La ONU, según fuentes de la organización, no estaría en condiciones de tomar posición sobre el Ejecutivo interino y sólo podría integrar en el texto lo que los iraquíes esperan del organismo durante los siete meses que durará la transición política, hasta la convocatoria de elecciones en enero de 2005. La segunda consecuencia de este brusco cambio puede ser que se aceleren los trabajos en la ONU sobre el borrador que el lunes presentaron EE UU y Reino Unido.

La propuesta angloamericana contó con críticas y reparos del resto de las delegaciones, aunque fue considerada como una buena base para la negociación. Francia, Rusia, China, Alemania, España, Chile o Argelia insisten en que debe profundizar más en los poderes que tendrá el Gobierno porque existen dudas sobre si el traspaso de poderes será real tras el fin de la ocupación. Eso sí, se acepta ya que el nuevo Ejecutivo tenga unas limitaciones "vinculadas a su carácter interino" para no hipotecar al Gobierno que sea elegido en enero.

El otro elemento en el aire se refiere a la fuerza multinacional. Los oponentes proponen que se sienten unos principios que rijan las relaciones entre la cadena de mando de las tropas y el Ejecutivo transitorio, para que no se dañe la soberanía. E insisten en que el Gobierno debe tener el derecho para poder limitar el mando de las tropas y que se fije una fecha para el fin de la presencia de esas tropas, a no ser que el Gobierno decida prorrogarla.

Estados Unidos está dispuesto a discutir, pero ya han dejado claro que no se va a "reescribir" el borrador ni a "especificar" las funciones del Gobierno. Sobre la permanencia de las tropas, se niegan a que se fije una fecha para la retirada aunque el vicesecretario de Estado, Richard Armitage, dijo ayer que se podría aceptar que la "revisión" del mandato se realice "en menos de un año". El texto está ahora en manos de los técnicos para perfilar los aspectos jurídicos del fin de la ocupación. Y para los embajadores se dejan los puntos políticos. La resolución podría ser sometida a votación en dos semanas.

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