La exquisita revolución de Roger Chen
ASIA GALLERY, cocina china magistral en el hotel Palace de Madrid
Con la inauguración de este nuevo restaurante en el hotel Palace de Madrid se abren nuevos horizontes a la comida china en nuestro país. No se trata de un asiático de rutina ni de un chino de lujo bien decorado. Tampoco de uno de esos restaurantes al uso en los que impera la cocina de fusión. Por su elegancia y refinamiento podría equipararse al famoso Dorchester londinense o a alguno de los restaurantes chinos emplazados en los hoteles de Singapur.
En el aspecto gastronómico, sin embargo, Roger Chen, responsable del proyecto, rompe con bases fundamentales de la comida china popular. Por efecto de un viejo principio, en China la comida se debe compartir. En restaurantes y hogares familiares, las recetas se presentan sobre fuentes de servicio que recuerdan el compromiso de solidaridad que cada individuo tiene contraído con su grupo social. Chen se desentiende de esta norma y se lanza a una sacrílega modernización. Selecciona las materias primas; renuncia al famoso glutamato monosódico (saborizante); convierte las salsas tradicionales en suaves juguillos, y presenta sus especialidades ya emplatadas al estilo occidental.
ASIA GALLERY
Hotel Palace. Plaza de las Cortes, 7. Madrid. Teléfono 913 60 00 49. No cierra. Precio aproximado por persona, entre 40 y 50 euros. Menús pequinés y cantonés, 35 euros. Menú Asia Gallery, 50 euros. Rollitos de pato, 8,50 euros. Sopa de aleta de tiburón, 15 euros. Codorniz a la salsa de soja, 19,50 euros. 'Mousse' de arroz con leche y helado de turrón, 5 euros.
Pan ... (no se sirve)
Café ... 8
Bodega ... 7
Ambiente ... 9
Aseos ... 6
Servicio ... 7,5
Contrastes como el 'yin' y el 'yang'
Comida agridulce de base cantonesa, con influencias agriopicantes de Shanghai y detalles de Pekín. En suma, recetas refinadas que juegan con los contrastes del yin yang (dulce/ácido, duro/tierno, ligero/pesado) y se realzan con un buen servicio de sala.
En lo concerniente a las formas estamos ante una revolución estética y conceptual que tampoco es una idea exclusiva de Chen. De manera parecida actúan Wakiya, el famoso restaurante chino de Tokio, y el divertido Chin & Chin, de Nueva York. Para apreciar las diferencias basta solicitar sus fragantes rollitos (primavera, langostinos y pechuga de pato), o atreverse con la sopa de aleta de tiburón, siempre falsa, que en este caso es de verdad.
Tampoco desmerecen los langostinos fénix, las bolsitas de vieiras y los cangrejos blandos fritos. Aunque la lubina al vapor resulta muy fina, en la anguila caramelizada el pescado queda destrozado por la prepotencia del dulzor. Otro plato que no inspira confianza es el bogavante con queso. En cambio, merecen alabanzas la codorniz a la soja y el bogavante salteado. Tratándose de un lugar tan exclusivo, los precios parecen razonables. Sería encomiable que Chen supiera mantenerlos.
BODEGA, MENÚS Y POSTRES
EL INTERIORISMO de Asia Gallery, restaurante próximo a la cúpula del hotel Palace, lo rubrica Ignacio García de Vinuesa y su gabinete de decoración. El comedor, en el que se han respetado los artesonados y el antiguo friso de madera tallada del hotel, se ha vestido con 20 sedas diferentes, pinturas chinas originales y muebles con más de cien años de antigüedad. Desde la carta, impresa en papel de arroz, hasta la propia vajilla y la cristalería, de diseño occidental, la mayoría de los detalles estéticos constituyen un ejercicio de sensibilidad.
Para comer existen varias opciones: o se solicitan las especialidades de la carta, o se opta por cualquier de sus tres menús. Por 35 euros (IVA y vinos aparte) se puede optar por el menú pequinés o el cantonés. Ambos incluyen cinco platos, además de postre, tallarines o arroz. De más envergadura es el denominado Asia Gallery (50 euros), que comprende seis platos, postre y arroz salteado. Los dulces, todos caseros, se desmarcan del gusto oriental. Se elaboran por un repostero español y tienen cierta calidad. Entre las opciones golosas, la espuma de arroz con leche con helado de turrón, así como el tiramisú al jengibre, golosina de fusión.
Otro aspecto reseñable es el listado de vinos, que, a pesar de estar descompensado, reúne botellas de relumbre. Se ha nutrido del fondo de bodega del hotel y cuenta con grandes marcas españolas, algunos vinos extranjeros y champañas de precio demasiado elevado. Del servicio de sala se ocupa Ismael Muñoz, y de la cocina, un gran profesional, Kay Kin Leung.
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