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La política catalana se debate en el foro de la diversidad lingüística

Tomàs Delclós

Un debate sobre la política lingüística en Cataluña se esbozó ayer en el diálogo del Fórum Diversidad lingüística, sostenibilidad y paz. Un grupo reducido de participantes ha intentado introducirlo desde el primer día, tras las ponencias sobre la marcación pronominal en una lengua hawaiana, la escolarización quechua en los Andes y la situación de los inuitl en Canadá. El hecho provocaba la perplejidad del conferenciante extranjero y la división de opiniones, discretos aplausos y discretos abucheos, en la sala. Ayer, después de la ponencia del catedrático Albert Bastardas, se apuntó la polémica.

En su conferencia, Bastardas planteó la necesidad de armonizar el mantenimiento de las lenguas locales y regionales con la "globofagia" de las grandes. La necesidad que tiene el ciudadano de ser políglota no ha de comportar el abandono de su propia lengua. "El pensamiento dicotómico que plantea o una lengua o la otra ha de ser sustituido por un pensamiento complejo en términos de una lengua y la otra". En este sentido, aludió a la fijación teórica de algunos sociolingüistas catalanes que creen que el bilingüismo conduce, sin remedio, a la sustitución de la lengua menos fuerte. "No es forzoso que una situación de bilingüismo conduzca al abandono del código más débil". Para ello, sin embargo, deben darse circunstancias que es preciso analizar en cada contexto porque las lenguas, insistió, deben observarse dentro de un ecosistema cultural y económico que puede ser muy distinto en cada caso. Tras defender la aplicación del principio de subsidariedad a las lenguas ("que lo que puede hacer una lengua local no lo haga la lengua global de la zona"), enumeró cinco principios para conseguir la sostenibilidad de las lenguas minoritarias: frenar usos abusivos de las lenguas dominantes; dignificar la autoimagen de los grupos lingüísticos minoritarios para evitar su migración hacia lenguas dominantes; que los grupos lingüísticos puedan tomar decisiones en su espacio; dar funciones exclusivas a los códigos subordinados y fomentar la conciencia política sobre la sostenibilidad lingüística.

Al abrirse el debate al público, una de las primeras palabras la tomó un joven que dijo ser vasco, quien, en catalán, señaló que muchas de estas políticas concretas estaban en manos de Estados que podían ser contrarias a ellas, y destacó la necesidad de la autoestima cultural de los grupos lingüísticos demográficamente pequeños. Otro congresista, que se identificó como profesor de catalán, criticó que la política lingüística de la Generalitat promueve "la lengua que llama propia" ignorando el entorno lingüístico bilingüe. Lamentó que se haga una sospechosa ingeniería social con la lengua y preguntó al ponente si "se puede considerar abusiva esta política y si la impugnaría". En la respuesta, Bastardas, explicó que una realidad sociolingüística compleja puede ser interpretada de maneras diferentes, todas legítimas. Constató que en Cataluña hay desacuerdos sobre la política lingüística que, como tal política, es perfectible y debe irse evaluando. "La política es una hipótesis y es preciso analizar sus efectos". Bastardas recordó la prohibición sufrida por el catalán y que Cataluña es el territorio europeo que ha recibido más inmigración por razones no bélicas. Para responder a otra participante que definió el castellano como la "lengua débil" en Cataluña y criticó el "desequilibrio lingüístico" promovido por las autoridades catalanas, Bastardas recordó que la Administración central no asume la pluralidad lingüística del territorio y funciona sólo con un único código. Ello conduce, prosiguió, a que las administraciones autonómicas enfaticen una política compensatoria para contrarrestar el desequilibrio. La última intervención del público fue de un congresista extranjero que aplaudió la revitalización del catalán tras la represión padecida. "El mejor ejemplo, después del hebreo", concluyó. En el debate no hubo intervención de ningún representante del Gobierno catalán ni nadie del nutrido público replicó las dos intervenciones citadas.

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