Zapatero dice que los españoles entenderán que la Constitución europea se firme en Roma

Ni cien días de cortesía, ni casi cien horas, para el nuevo Gobierno socialista. A poco más de tres semanas para las elecciones europeas, el próximo 13 de junio, los partidos políticos huelen sangre, que en términos políticos quiere decir cuota de poder, y no hay cortesías que valgan. El líder de la oposición, Mariano Rajoy (PP), acusó ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de "frivolidad", a cuenta de su cambio de postura sobre la firma de la futura Constitución europea en Roma y no en Madrid, como había prometido en su investidura. Y el número dos de los populares, Ángel Acebes, trató de explicarle a la vicepresidenta primera que el Ejecutivo, en su primer mes de actuación, es un dechado de descoordinación. Zapatero replicó que los españoles "entenderán" por qué la firma se hará en la capital italiana.

La frivolidad que le restregó Rajoy a Zapatero tomó pie en una pregunta por las razones que habían llevado al responsable del Ejecutivo para renunciar a que la Constitución europea se firme en Madrid, tal y como había asegurado que trataría de conseguir, en el debate de investidura.

Lo cierto es que Zapatero no explicó cuáles puedan ser esas razones y sólo en tono muy críptico le respondió a Rajoy que en un futuro, que no precisó, "entenderá" la posición del Gobierno y que también la entenderán "la inmensa mayoría de los españoles", con lo que pareció insinuarse algún pacto ventajoso para España a cambio de la cesión a Roma de la capitalidad de la firma.

Rajoy volvió a usar de la ironía, no sin antes asegurarle al presidente que no puede confiar en él, cuando bromeó sobre las dos posibilidades que se le ocurrían sobre el giro de Zapatero en su visita a Roma: que se hubiese rendido a los encantos de Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, o bien que hubiese tratado de sorprenderlo "con una ración doble de talante", en alusión mordaz al estilo dialogante en el que insiste el Gobierno socialista.

Mordaz también estuvo el número dos del PP, Ángel Acebes, con la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, al decir que el primer mes de actuación del Gobierno es un dechado de descoordinación, y repasar un rosario de asuntos en los que, según su punto de vista, unos miembros del Gobierno han dicho blanco y otros han tenido que decir, sino negro, por lo menos gris: el anuncio de la rebaja del IVA para discos y libros; la extensión de la paga de cien euros a todas las madres; el mando único policial; la posibilidad de privatizar parte de TVE; el plazo para la nueva financiación autonómica o la construcción de viviendas públicas. En todos estos casos Acebes citó declaraciones de un miembro del Gobierno y las posteriores matizaciones de otros integrantes del Ejecutivo. Acusó a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, sin citarla, de "depuración de periodistas e intelectuales que no le son afines".

Fernández de la Vega no es de las que se arredra ante los ataques, de modo que respondió a Acebes recordándole que las posiciones del Gobierno se expresan en el Consejo de Ministros y enumerando las decisiones más importantes que ha adoptado el Gabinete en su primer mes. Y, de inmediato, pasó al contraataque con los mismos argumentos de su oponente, de modo que acusó a Acebes de descoordinación con el portavoz de su propio grupo, Eduardo Zaplana, y "con un ilustre militante de su partido", en referencia a Aznar, "que está de gira por EE UU y parece que no conoce cuál es la política exterior del Gobierno de España".