Baremo irregular

Recientemente, su periódico informaba cómo en un colegio sostenido con fondos públicos habían obtenido puntos por enfermedades crónicas digestivas el 45% de los alumnos admitidos.

Ello pone de manifiesto un absurdo e irregular sistema de baremo, en el que la Administración educativa es incapaz de controlar el fraude generalizado que se da en el procedimiento de admisión. Mi hija de tres años ha sido excluida por contar únicamente con los puntos derivados de la residencia.

Pero es sorprendente cómo en un municipio como Pozuelo de Alarcón, con un nivel de rentas muy superior a la media de la Comunidad de Madrid, de 102 solicitantes de plaza en el colegio San José de Cluny para primero de educación infantil, 31 de ellos declaran percibir rentas inferiores al doble del salario mínimo interprofesional, y otros 31 manifiestan que sus rentas familiares son iguales o inferiores al salario mínimo interprofesional.

Por dos ocasiones, el colegio ha manifestado que se debe creer lo que se le aporta; en este caso, que el 60% de los solicitantes subsiste con tan exiguos ingresos, en una localidad donde una vivienda de tres habitaciones no baja de 80 millones de las antiguas pesetas.

A pesar de haber impugnado las listas provisionales, tengo poca confianza en que exista interés y capacidad de arbitrar un procedimiento equitativo. Mal empieza la educación de nuestros hijos si comenzamos basándola en el fraude y engaño; y malo es también que los sistemas que diseñan nuestros gobernantes alienten la picaresca de muchos y no sean capaces de controlar el mal destino de plazas, ayudas y fondos públicos.