Más de cien presos mueren en el incendio de una cárcel hondureña
Varios reclusos acusan a la policía de retenerles dentro de las celdas
Un total de 104 reos murieron ayer al incendiarse la prisión en la que estaban detenidos en San Pedro Sula (Honduras), la segunda ciudad más importante del país, unos 240 kilómetros al norte de la capital. Otros 27 prisioneros resultaron heridos. El incendio se declaró hacia la 1.30 (hora local) y fue causado por un cortocircuito, según informó un portavoz policial. Varios supervivientes acusan a los guardias de haber impedido la salida de los presos de las celdas una vez declarado el incendio.
Autoridades forenses, policiales y del Ministerio Público trabajaban ayer en la identificación de los cadáveres colocados en un recinto del centro penal. Las 54 personas que escaparon ilesas al incendio permanecen detenidas en un recinto vigilado, indicó el portavoz policial, Wilmer Torres. Los heridos fueron hospitalizados con quemaduras de segundo grado en su mayoría, según fuentes hospitalarias.
"La explosión se produjo encima de mi cama. El primer fuego comenzó a la una y media y la policía llegó a las tres y media para abrir las celdas, a pesar de que gritábamos 'ayuda, ayuda", relató Antonio Hernandez, uno de los reos supervivientes, a Radio América. Otro preso lanzó acusaciones similares: "Las autoridades tuvieron la posibilidad de ir hasta nuestras celdas y abrir las puertas, pero en lugar de eso nos empujaron hacia adentro para impedirnos salir", afirmó Pablo Cardona, otro preso. "Querían que nos muriéramos", aseguró el reo al ser interrogado por emisoras de radio locales. "Los policías decían: 'dejadles, dejadles', a la vez que nosotros pedíamos ayuda", añadió el preso.
Familiares de las víctimas se concentraron ayer a las puertas de la prisión y acusaron a los guardias de prisiones de haber causado el incendio. "¿Por qué el fuego estaba sólo en la zona de los miembros de bandas? ¿Por qué no había fuego donde estaban el resto de los presos?", se preguntaba Sara Gómez, la madre de un miembro de la mara Salvatrucha, una banda de pandilleros hondureños fundada en los años ochenta por inmigrantes en Los Ángeles. La mara Salvatrucha es hoy una de las bandas más violentas de Honduras.
El obispo auxiliar de la diócesis de San Pedro Sula, Romulo Emiliani, estimó que el número elevado de muertos ha sido debido a "un error" y exigió "una investigación en profundidad". Emiliani, de nacionalidad panameña, ha trabajado en la rehabilitación de pandilleros del presidio de San Pedro Sula, donde con frecuencia se registran explosiones de granadas, riñas con armas y muertes entre los reclusos.
El presidente hondureño, Ricardo Maduro, de visita oficial en Italia, interrumpió ayer su gira europea al conocer la noticia y aseguró estar "muy consternado". "He tomado la decisión de anular mi visita a Italia y mi asistencia a la boda del Príncipe y el encuentro con José Luis Rodriguez Zapatero en España", declaró Maduro. Las autoridades hondureñas han emprendido una lucha sin tregua contra estas bandas de delincuentes juveniles desde que en agosto de 2003 el Parlamento aprobó una reforma legal que las castiga.
El incendio se produce una semana después de que el ministro de Seguridad estableciera una comisión para la construcción de un nuevo penal, ya que en el actual los presos viven en total hacinamiento. En abril del año pasado, 68 personas fueron víctimas de una matanza en la cárcel de El Porvenir, cercana a la caribeña ciudad de La Ceiba. La mayoría de los muertos también fueron pandilleros. Hasta ahora no se ha hecho justicia en ese caso, en el que están involucrados policías, militares y reclusos, según informes del Ministerio Público y el Comisionado de los Derechos Humanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.