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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Vidas minadas

Un hombre con una mochila se desliza de rodillas por una pradera. Mantiene la cabeza muy cerca de la tierra y avanza con cautela, secándose el sudor que le corre a chorros por la frente. De repente se detiene y cava con los dedos un agujero que va agrandando: "El borde inferior de la mina apareció desmoronado como los muros de unas minirruinas. Mediante lentas fricciones con los dedos, el escalonamiento de los discos se hizo visible. Se arrastró un par de centímetros hacia delante y apartó la tierra del segundo círculo". Es un contrabandista de medio pelo que busca a tientas un sendero entre invisibles obstáculos mortales. Para una ruta de pocos kilómetros, por la que acarrea cigarrillos, whisky y ordenadores, tarda varios días. Sus viajes no son una aventura. Al peligro del terreno se suma el miedo de las bandas de salteadores y la humillación de la postura: a gatas atraviesa dificultosamente el páramo minado. ¡Vaya metáfora de la existencia humana!

TIERRA DE FRONTERA

Sherko Fatah

Traducción de María Falcón Quintana

Siruela. Madrid, 2004

195 páginas. 18,50 euros

En la zona fronteriza entre Turquía, Irak e Irán hay enterradas miles de minas antipersonas, como en tantas otras partes del mundo; así las guerras continúan cobrando víctimas, años después de haber terminado oficialmente. Quien entra en esta franja de la muerte -campesinos, niños, animales- lo paga con la vida. No obstante, está transitada. Durante la guerra del Golfo y el embargo internacional, el contrabando fue prácticamente la única vía de abastecimiento de bienes industriales en Irak. "Las personas estaban supeditadas a lo que había. La ciudad pertenecía a los comerciantes que, a su vez, dependían de los contrabandistas".

Extremadamente seca y ad

versa, como el altiplano por el que arrastra el contrabandista su pesada carga, se presenta la extraordinaria primera novela del kurdo-alemán Sherko Fatah (Berlín, 1964). Su dicción es la antítesis del lenguaje literario. Desprovista de cualquier retórica figurativa, se limita a la minuciosa descripción de hechos terribles y, no obstante, comunes, de lugares inhóspitos, de una tierra cuya severa belleza estriba en su desnudez. Como El extranjero, de Albert Camus, esta novela no reflexiona, no moraliza; cuenta la historia de un hombre en busca de su hijo adolescente, desaparecido en la clandestinidad con un grupo de extremistas islámicos. En un país en el que cada decisión personal se convierte en decisión política, también las relaciones humanas parecen un campo de minas.

Fatah mantiene la distancia con su protagonista y el mundo cerrado que le rodea; no pretende explicar la violencia omnipresente, ni su aceptación por parte del contrabandista. Lo suyo es la vía indirecta. De forma sumamente inquietante se anuncia la amenaza que se va cerniendo sobre este personaje que, en su camino de un lado al otro de la frontera, observa extraños signos de cambio: un espantapájaros con una cabeza de sandía hendida, un pie putrefacto de hombre sobre un palo. Sabemos cómo terminará la búsqueda. La novela arranca con el final: el chico ha sido asesinado por los servicios secretos y un pariente de Alemania, álter ego del narrador, se acerca a la casa de luto: "Ahora estaba allí y percibía aquel tiempo de una forma muy clara porque estaba vacío, desprovisto de conversaciones y de actos. Pesaba sobre él mientras nuevos invitados entraban sin cesar en la casa de forma furtiva. Llegaban sin miradas nerviosas a su alrededor y sin disposición al saludo. Aquí ni existía lo público; en aquellas oscuras habitaciones uno no se sentía un huésped, sino realmente, en un sentido desesperante y espantoso, como en casa". El texto de Sherko Fatah es todo menos atractivo, pero su visita al territorio de nadie de las víctimas de la guerra y la dictadura tiene infinitamente más peso que lo que escribe la mayoría de los jóvenes escritores alemanes hoy día celebrados.

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