Lula no tolera ''sandeces''
Tormenta política en Brasil por la expulsión de un periodista estadounidense
El Gobierno brasileño ha suspendido el visado del corresponsal del diario The New York Times, Larry Rohter, lo que implica la prohibición de trabajar en Brasil y la expulsión del país. Ésta ha sido la respuesta a un artículo del periodista estadounidense, publicado el domingo pasado, sobre la supuesta afición del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a la bebida.
El demoledor reportaje para la imagen del mandatario advertía en el título de que su apetito por el alcohol es motivo de preocupación nacional, tras lo cual se explayaba sobre las consecuencias de la cachaça (licor a base de caña de azúcar) en la gestión presidencial. Lula da Silva dijo ayer que la radical medida tiene que servir de ejemplo a otros periodistas. Rohter, de 54 años, es el jefe de la oficina de The New York Times para el Cono Sur, con sede en Río de Janeiro, y ha hecho buena parte de su carrera en América Latina. Está casado con una brasileña.
Un reportaje del 'The New York Times' planteaba el impacto de la afición a la bebida en la gestión presidencial
El reportaje había provocado la airada reacción de distintos portavoces gubernamentales y la solidaridad con el presidente de representantes de la oposición, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, y el gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves, quien declaró: "Los dos consideramos absolutamente injurioso el artículo de The New York Times, que no ofende al presidente de la República, ofende al país".
Lula da Silva recibía en las primeras horas más muestras de apoyo que de reprobación. Probablemente, el episodio no habría adquirido mayor trascendencia internacional. Pero en el palacio presidencial de Planalto, las voces que reclamaban una respuesta contundente fueron en aumento. En una reunión con periodistas a propósito del próximo viaje a China, el presidente rehusó comentar "sandeces", aunque lanzó una amenaza velada: "Seguramente, el autor de aquello, que no me conoce y a quien no conozco, debe estar más preocupado que yo". Y agregó: "No tengo más comentarios. Quien comenta es la justicia".
Así fue. El martes por la noche, un escueto comunicado firmado por el ministro interino de Justicia -el titular está en viaje oficial- declaró "inconveniente la presencia en territorio nacional" de Larry Rother, en virtud de la Ley 6.815, y determinó la cancelación de su visado por la publicación de un reportaje que calificó de "frívolo, mentiroso y ofensivo". La ley fue sancionada en 1980 por el Gobierno del general João Figueiredo, último presidente de la dictadura, y establece en el caso de suspensión del visado un plazo de ocho días para dejar el país. Rohter está actualmente fuera de Brasil.
El embajador brasileño en EE UU, Roberto Abdenur, dirigió una carta a The New York Times, publicada el mismo martes por el diario, que indicaba que el autor del polémico artículo se basó en "especulaciones", "insinuaciones" e "historias". El embajador aseguraba en su carta que la figura del presidente Lula, por proceder del mundo en vías de desarrollo, "genera todo tipo de reacciones", y algunas de ellas tratan de "opacar el brillo de su liderazgo".
La decisión de declarar persona no grata al corresponsal invirtió los papeles de un plumazo y el agredido se transformó en agresor, a juzgar por la cascada de reacciones. Líderes políticos, periodistas, abogados y magistrados criticaron con dureza la medida del Gobierno, calificada de desproporcionada, injustificable, autoritaria e impropia de un régimen democrático. Bill Keller, director ejecutivo de The New York Times, aseguró que si Brasil "pretende expulsar a un periodista por escribir un artículo que ofenda al presidente, esto levantaría serias dudas sobre el compromiso de Brasil con la libertad de expresión y una prensa independiente".
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