Un civil filipino muere en un ataque con morteros
Un civil filipino murió en la noche del martes y cinco resultaron heridos tras ser atacada con proyectiles de mortero una base situada en las cercanías de Balad, 110 kilómetros al norte de Bagdad. En Camp Anaconda trabajan alrededor de 1.400 personas de esta nacionalidad. Filipinas, fiel aliado de EE UU, ha desplegado a 100 policías, militares y personal sanitario, pero más de 3.000 civiles trabajan también en proyectos de reconstrucción. La presidenta de Filipinas, Gloria Arroyo, aseguró ayer que si no se puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos en esta zona deberán ser evacuados a otras áreas del país, informa Reuters. En abril falleció la primera persona de este país asiático en Irak, un conductor de camiones.
Balad es una ciudad en la que Sadam Husein gozaba de un fuerte respaldo popular. El día posterior al anuncio de su captura en Tikrit, el pasado 14 diciembre, se produjeron varias manifestaciones en las que participaron centenares de jóvenes -con infinidad de disparos al aire, como es habitual- y cortes de la autopista que enlaza la capital con el norte de Irak.
También ayer los rebeldes lanzaron varias granadas de mortero contra la Embajada italiana en Bagdad. Los proyectiles cayeron cerca de la legación y no produjeron heridos, según la agencia italiana Ansa.
Un portavoz de la coalición anunció anoche que seis iraquíes, a los que calificó de "insurgentes", murieron en diferentes enfrentamientos. También el general Mark Kimmitt informó de que un convoy de 20 camiones de una compañía turca fue atacado en el oeste de Irak. Cuatro conductores resultaron heridos y sólo cinco camiones llegaron a su destino.
Por otro lado, un equipo de Naciones Unidas llegó ayer a Bagdad para colaborar en la organización de las elecciones previstas para enero de 2005. El primer paso será nombrar una comisión electoral independiente que sea del agrado de todos los grupos políticos.
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