Los premios Carlomagno piden una política común de Defensa para Europa

El Fórum de las Culturas de Barcelona reunió ayer a una decena de líderes europeos distinguidos con el Premio Carlomagno, que otorga la ciudad alemana de Aquisgrán, encabezados por el rey Juan Carlos, en torno al diálogo El papel de Europa en el mundo. Hubo coincidencia absoluta sobre la necesidad de que la Europa de los Veinticinco se dote del tratado constitucional y en que el texto no se desnaturalice para poder desarrollar una política exterior y de defensa común.

Los asistentes al Diálogo suscribieron la Declaración de Barcelona, un documento que, entre otras cosas, recomienda complementar la contribución de Europa a la seguridad internacional con "una política ambiciosa y generosa a favor de los países más pobres, que combine la ayuda al desarrollo, la financiación de las inversiones, la asistencia técnica, la apertura de mercados europeos a las importaciones de países del Tercer Mundo, y la gestión conjunta y solidaria de los flujos migratorios".

En la apertura del acto, el rey Juan Carlos señaló como prioridades de la Europa ampliada la lucha contra el terrorismo y la respuesta "responsable y solidaria a los miles de inmigrantes" que llegan cada día. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, hizo un llamamiento para desarrollar cuanto antes una política de Defensa europea derivada de una Constitución fuerte.

En términos parecidos se pronunció el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, que recibirá el premio Carlomagno la semana próxima. Hay que "aprovechar el impulso" de la ampliación para solucionar el "gran desfase" que existe entre la capacidad y la realidad económica de la UE, dijo Cox, que tuvo un recuerdo para las víctimas de los atentados del 11-M en Madrid y pidió una política de seguridad común fuerte. "Irak reveló una casa dividida, y una casa dividida ve disminuida su fuerza", añadió.

Además del Rey, de Prodi y de Cox, la lista de premios Carlomagno presentes ayer en Barcelona la formaban el presidente de la Convención Europea, Valéry Giscard d'Estaing; el ex presidente del Gobierno español Felipe González -que ejerció de moderador-; los ex presidentes del Parlamento Europeo, Emilio Colombo y Simone Veil; el ex ministro de Exteriores húngaro Gyula Horn; el ex ministro polaco de Exteriores Bronislaw Geremek y el escritor húngaro Gyorgy Konrad; el ex presidente del Banco Central Europeo Wim Duisenberg, y el gran duque de Luxemburgo.

La sesión abundó en la urgencia de que Europa se dote de una voz común en política exterior y de mecanismos de funcionamiento. Giscard d'Estaing lamentó que "el reflejo europeo aún no existe entre los dirigentes" y recordó cómo cuando era presidente de Francia había pactado con el canciller alemán, Helmuth Schmidt, que, ante cualquier acontecimiento de importancia, ninguno de los dos haría una declaración antes de haberse hablado por teléfono. Giscard, además, defendió la "necesidad de ratificar el proyecto de Constitución lo antes posible, pero sin desnaturalizarlo", y arremetió contra "los rumores" sobre la posibilidad de volver a la presidencia rotativa. Para Giscard es necesario que los líderes europeos "dejen de poner en primer plano sus intereses nacionales en favor de los intereses comunes", y pidió que se desarrolle "una identidad cultural europea" a través de los planes de enseñanza de los Estados y de programas específicos.