De la Peña anima al Espanyol
Los blanquiazules salen de las posiciones de descenso tras abatir a un depresivo Deportivo
Equipo funambilista por excelencia, el Espanyol mantiene el equilibrio en la Liga después de abatir al Deportivo, que estuvo de paso por Montjuïc, traspuesto como se ha quedado después de su eliminación europea. Exigidos por el marcador de la jornada, que invitaba a echar a correr más que a jugar a fútbol, los blanquiazules mantuvieron el pulso con una serenidad escalofriante. El equipo de Luis Fernández se manejó de manera solvente en defensa y se entregó a De la Peña en ataque, una fórmula que acostumbra a darle buen resultado, sobre todo en los partidos de casa, donde el ánimo de una hinchada siempre fiel le da mucho calor.
Lo Pelat estuvo sencillamente magistral en los dos goles. A la que toma la pelota, incluso el central es capaz de arrancarse, convencido como está de que el media punta es capaz de dejarle en ventaja frente al portero. Así ocurrió a las primeras de cambio cuando Pochettino entró desde la segunda línea hasta el área, en una acción que rayó el fuera de juego, mientras De la Peña le picaba el balón. El zaguero paró el cuero con el pecho, lo bajó y lo cruzó a la red con un zurdazo, en un remate más propio de un ariete inglés que de un defensa argentino, y que expresó fielmente quien le da vida al Espanyol además del capitán Tamudo. Pochettino marca normalmente la línea, De la Peña inventa la jugada y Tamudo la remata. El delantero centro intervino en decisivamente en el segundo gol: Wome progresó por el ala izquierda, Tamudo acudió al primer palo y la pelota quedó a merced de Lo Pelat, que no perdonó a puerta vacía después de haberse vencido anteriormente en un mano a mano con el meta suplente del rival.
ESPANYOL 2 - DEPORTIVO 0
Espanyol: Lemmens; Domoraud, Pochettino, Lopo, Wome; Fredson (Jordi Cruyff, m. 84), Álex Fernández; Maxi (Morales, m.66), De la Peña, Hadji (Toni Velamazán, m. 77); y Tamudo.
Deportivo: Múnua; Héctor, Pablo Amo, Andrade, Capdevila; Sergio (Fran, m. 46), Mauro Silva (Duscher, m. 54); Scaloni, Valerón, Luque (Munitis, m. 60); y Diego Tristán.
Goles: 1-0. M. 7. De la Peña asiste a Pochettino, que para la pelota con el pecho y la cruza con la zurda. 2-0. M. 74. Wome centra, Tamudo toca en el primer palo y De la Peña remata.
Árbitro: Rubinos Pérez. Mostró la tarjeta amarilla a Lopo, Maxi, Lemmens y Àlex.
Montjuïc: Unos 40.300 espectadores.
'Lo Pelat' estuvo sencillamente magistral en los dos goles
Efectivo ante Munúa, el Espanyol se las apañó también para inutilizar al Deportivo, que, por otra parte, se mostró como un equipo apenado, depresivo, atrapado por la melancolía de su derrota ante el Oporto. Por más vueltas que Irureta le dio a la alineación, el Deportivo estuvo triste, encomendado a Tristán, jugador de ánimo cambiante y gatillo fácil. El ariete no acertó a disparar entre los tres palos, y los medios empezaron a ceder, unos por fatiga y otros por desinterés.
Falto de combinación y profundidad, el plantel gallego encalló en la divisoria, generalmente sometido por la pujanza física del Espanyol, muy a gusto en el campo con el marcador de su parte y un equipo defensivamente muy puesto. El dinamismo de futbolistas como Maxi Rodríguez y Hadji le pemitió igualmente agitar la línea de tres cuartos y generar unas cuantas llegadas que obligaron a la zaga forastera a esforzase. El buen partido de Andrade, muy firme frente a un delantero tan pillo como Tamudo -jugó con la fractura de un dedo-, no garantizó esta vez la salvación del Deportivo, que hasta la última jugada intentó que nadie murmurara de su actuación.
El grupo de Irureta no se abandonó, aunque tampoco estuvo muy presente en el partido sino que pasó de puntillas porque ni le iba ni le venía en el envite, resignado a ser cuarto. Justo lo contrario le ocurría al Espanyol, que demandaba una victoria por lo civil o por lo criminal, como se dice en estos casos. En la misma medida que los resultados del sábado complicaron sus aspiraciones, los del domingo le fueron mejor, sobre todo por el empate del Valladolid que permite a los blanquiazules dejar las posiciones de descenso por vez primera desde la tercera jornada de la Liga. A falta de dos partidos, el Espanyol ya sabe que si gana en Mallorca y al Murcia estará a salvo. El Espanyol ya no depende de nadie más que de si mismo, circunstancia que, dicho sea de paso, tampoco garantiza nada porque es tan convicente en la necesidad como errático en situaciones de ventaja.
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