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Sólo el 33% de las escuelas de música son de titularidad pública

Los centros privados reclaman ayuda para acoger más alumnos

Mar Padilla

Cataluña tiene una fuerte tradición musical, pero esta afición se debe al empeño de la sociedad civil. Un ejemplo lo constituyen las escuelas de música, de las que sólo el 33% son públicas y, por tanto, con costes ajustados a las posibilidades de todos los bolsillos. Los centros privados, con más de 60.800 alumnos, reclaman ayudas al Departamento de Enseñanza para que los precios sean también asequibles a todos los interesados.

La matrícula en las escuelas privadas de música para los diferentes niveles y asignaturas cuesta en la actualidad aproximadamente el doble que en un centro público, lo que dificulta el acceso a las familias con menos recursos. Las Escuelas de Música de Iniciativa Privada Asociadas de Cataluña (EMIPAC) consideran que esto es un agravio comparativo que dificulta la igualdad de oportunidades y reclaman ayuda a la Generalitat: piden que les subvencione el 33% del coste de plazas escolares, de forma que sean asequibles para todos los interesados, sea cual sea su situación económica.

En Cataluña hay 110 escuelas públicas de música frente a los 252 centros privados, que acogen a 60.800 alumnos y en los que trabajan 6.000 profesores. En la actualidad, no reciben ningún tipo de ayuda de la Administración, por lo que el estudiante corre con el 100% del gasto de la plaza. "Creemos que es injusto que los que quieren estudiar música y quieren dedicarse a ello no puedan hacerlo por una cuestión económica", explica Lluís Cabrera, uno de los miembros fundadores de las EMIPAC.

Estas escuelas señalan que la mayoría de países europeos subvencionan el 33% de todo el gasto bruto que los centros tienen al año, y que las Administraciones de otras comunidades autónomas como Navarra, Valencia y el País Vasco costean el gasto el profesorado, lo que supone el 66% del gasto total de una escuela.

La presidenta de la asociación, Elisabet Abelló, recuerda que el colectivo reclamó durante años a la ex consejera de Enseñanza, la convergente Carme-Laura Gil, una entrevista para tratar la cuestión, pero nunca los recibió. Ahora, con el Gobierno tripartito al frente de la Generalitat, esperan que esta situación cambie y que la Administración colabore "para que la música esté al alcance de todos", señala Abelló.

De momento, la nueva titular de Enseñanza, Marta Cid, se reunirá con representantes de esta asociación el próximo jueves, lo que es "un muy buen primer gesto", apunta Abelló. Los miembros de la asociación insisten en que este tipo de escuelas privadas son fruto del esfuerzo civil y que no son un negocio, sino que nacen con la voluntad de llevar el estudio de la música a todos los rincones.

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Balance precario

Un estudio de la asociación revela que la media de ingresos anuales de cada escuela es de 173.858 euros, y de 173.841 en gasto, lo que da un balance de sólo 17 euros a su favor. A juicio de Abelló estos datos demuestran que se está "lejos de ser un colectivo con ánimo de lucro" y que no tienen capacidad para invertir en mejorar las instalaciones o los recursos educativos por falta de dinero. Abelló recuerda, además, que el origen de la educación musical en Cataluña nace de la iniciativa privada, con lo que ejerce una importante función social que le da derecho a obtener ayudas por parte de la Administración. "Habría que aprovechar mucho más la infraestructura, la experiencia de los centros y la profesionalidad de los docentes", reclama Alfons Pérez, miembro de la junta de la asociación.

El mapa de las escuelas de música privadas indica que casi el 70% están ubicadas en la provincia de Barcelona, el 16% en Tarragona, el 9% en Girona y el resto en Lleida. Estos centros, que acogen a alumnos de todas las edades, imparten clases de música clásica, sacra, tradicional y moderna, entre otras, y enseñan a tocar más de 32 instrumentos diferentes.

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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