Educación presenta Lliurex para las escuelas sin concretar nuevas inversiones en ordenadores

El titular de Educación, Esteban González Pons, presentó ayer Lliurex, el sistema de software libre desarrollado por su consejería que se implantará en los centros educativos públicos en septiembre. Lliurex proporcionará a estudiantes y profesores numerosos programas -como procesadores de texto u hojas de cálculo- pero queda lejos de apuestas como la extremeña al no concretar aumentos en el deficitario número de ordenadores por alumno, que hoy tiene una ratio de 1 por cada 12. El consejero anunció que los centros de secundaria ofrecerán la asignatura de informática.

El consejero expresó su voluntad de dotar al sistema educativo valenciano de un "gran número de ordenadores" y de la infraestructura de telecomunicaciones que estos requerirán. No dio, sin embargo, ningún plazo de tiempo para ello, ni ofreció ninguna cifra de equipos para mejorar la ratio de 12 ordenadores por alumno que hoy posee la Comunidad Valenciana, y a la que el propio González Pons se refirió recientemente como "deficitaria".

Muy lejos queda, de momento, la proporción alcanzada por la Junta de Extremadura, que, a la introducción del sistema de software libre Linex, unió un aumento exponencial de ordenadores hasta situarse en uno por cada dos estudiantes.

El titular de Educación y Cultura sí concretó, en cambio, la fórmula elegida para introducir las nuevas máquinas: el renting o alquiler de equipos. Un sistema preferible a la adquisición debido a la rapidez con la que esta tecnología se queda obsoleta, lo que obliga a una inversión constante para reemplazarla. Su departamento, indicó, negocia con la empresa Red.es, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, un contrato de alquiler que incluiría la renovación periódica y el cuidado de las computadoras.

La "revolución tecnológica" de la Generalitat se concreta así en dos aspectos: la sustitución del software propietario por el sistema operativo derivado de GNU/Linux; y la oferta de la informática como asignatura optativa en todos los centros de secundaria. Ello requiere, como anunciara el presidente del Consell, Francisco Camps, en la inauguración del congreso de software libre clausurado ayer, la creación de un departamento de informática en todos los centros docentes. Los jefes de dichos departamentos tendrán entre sus obligaciones el mantenimiento del aula de informática y su potenciación entre alumnos y profesores.

Los problemas derivados del software que no puedan ser resueltos desde los propios centros educativos serán solucionados por los Centros de Atención Técnica (CAT), cuya creación también anunció ayer el consejero. Cada CAT tendrá bajo su órbita a varios colegios e institutos, en base a un criterio de proximidad.

Lliurex proporcionará a la comunidad educativa multitud de herramientas, ofrecidas tanto en valenciano como en castellano. Entre ellas procesadores de texto, hojas de cálculo, reproductores multimedia, cuentas de correo y programas de ejercicios diseñados para cada materia. Al ser de código abierto, tanto los usuarios finales como los técnicos de la consejería podrán perfeccionarlos o adaptarlos en función de sus necesidades.

El ahorro resultante de no pagar licencias por utilización de programas a las grandes corporaciones de software liberará un gasto que González Pons se comprometió a destinar a inversiones en infraestructuras, al aumento del salario del personal docente, y a mejoras en material escolar y equipos informáticos.

El nuevo sistema operativo contará además con el apoyo de un portal desde el que descargar las nuevas aplicaciones que se desarrollen. El portal servirá también de punto de encuentro para la comunidad educativa. A través de él, los profesores podrán comunicarse con padres y alumnos, creando lo que el titular de Educación llamó indistintamente Escola Virtual o Lliure.

A lo largo del congreso que ayer finalizó, hubo una idea repetida en foros muy distintos: el peligro que para el software libre implica la nueva directiva que estudia la Comisión Europea en materia de patentes, que permitiría registrar, no ya programas, sino las propias ideas de las que éstos nacen.