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Lula pierde la batalla del bingo

El Gobierno brasileño sufre dos derrotas que cuestionan su mayoría

La solidez de la mayoría parlamentaria del Gobierno brasileño dominado por el Partido de los Trabajadores (PT) está en entredicho después de dos reveses, de claro significado político, sufridos en el Senado el miércoles por la noche. Por un voto de diferencia, la oposición consiguió revocar la prohibición de los bingos y juegos de azar que estaba en vigor por una medida provisional que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva firmó el 20 de febrero pasado. Previamente, el Senado había dado luz verde, contra los deseos del Gobierno, a la puesta en marcha de una comisión mixta que revisará el polémico reajuste del salario mínimo de 20 reales (6,9 dólares) que fue aprobado la semana pasada.

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Las fisuras en la alianza gubernamental fueron discutidas en la primera reunión del consejo político, que presidió ayer en Brasilia Lula da Silva, y a la que asistieron los líderes del PT y de los partidos de izquierda y centro-derecha que le apoyan en el Congreso. El Gobierno tiene una mayoría cómoda en las dos Cámaras (381 diputados y 46 senadores) que debería evitarle disgustos como los del miércoles.

"Es una derrota de la sociedad y no del Gobierno", dijo Aldo Rebelo, ministro de Coordinación Política, al referirse al resultado de la votación (32 votos en contra, 31 a favor y dos abstenciones) sobre la medida provisional que declaraba fuera de la ley a los bingos y a las máquinas tragaperras. "El Gobierno no descarta ninguna medida jurídica o legal para proseguir con la prohibición de los juegos de azar", advirtió el ministro. Pero en varias ciudades brasileñas, los carteles luminosos de muchos bingos se encendieron de nuevo la misma noche del miércoles con un cartel bien explícito: "Ya estamos funcionando".

La medida provisional que prohibió de un plumazo los juegos de azar (los casinos no existen en Brasil) fue la reacción fulminante del presidente Lula da Silva a un caso de corrupción que implicaba directamente a Waldomiro Diniz, asesor del hombre fuerte del Gabinete, José Dirceu. El escándalo vio la luz con la difusión de un vídeo en el que Diniz recibía dinero de un empresario de juego de bicho, una práctica ilegal en todo Brasil, para contribuir a financiar campañas electorales del PT. El vídeo fue grabado en 2002, cuando el ex asesor de Dirceu presidía la Lotería del Estado de Río.

La razón oficial para decretar la medida provisional de prohibición fue que el juego es una vía para el lavado de dinero procedente de actividades ilegales, como narcotráfico y prostitución. Según Olavo Sales da Silveira, presidente de la Asociación Brasileña de Bingos, organización que ha formado un fuerte grupo de presión en el Congreso para revocar la prohibición, el Gobierno quería impedir a toda costa la formación de una comisión parlamentaria de investigación sobre el juego. "Causa sorpresa que el presidente de un país con mucho desempleo acabe de la noche a la mañana y sin consultar con nadie con 120.000 empleos directos", comenta Sales da Silveira.

Pero el juego tiene mala imagen en Brasil, que está directamente asociado con las mafias del narcotráfico, según aseguran fuentes judiciales. Una ley del Gobierno de Fernando Henrique Cardoso permitía el funcionamiento de los bingos hasta 2001 con el propósito de elaborar una nueva ley, que nunca se promulgó. Desde entonces, las casas de juego sobrevivieron bajo una nebulosa legal, que tendrá que despejarse. Los empresarios del sector sostienen que, archivada la medida provisional dictada en febrero, los bingos pueden funcionar sin problemas. Pero legalmente es dudoso que así sea, porque no está en vigor ninguna ley.

Manifestación de empleados de bingos en Brasilia, el pasado mes de marzo.
Manifestación de empleados de bingos en Brasilia, el pasado mes de marzo.EFE

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