Zapatero visita hoy a Durão Barroso, el más firme aliado de Aznar

José Luis Rodríguez Zapatero continua hoy su primera ronda de viajes al extranjero, tras la toma de posesión como presidente del Gobierno, con una visita a Lisboa, donde le recibirá José Manuel Durão Barroso, el más entusiasta aliado de José María Aznar en estos últimos años.

Además de anfitrión de la cumbre de las Azores, que fue el pistoletazo de salida de la invasión de Irak, Durão Barroso, primer ministro y líder del centro derecha de Portugal, participó en la campaña electoral del PP y pidió el voto para esa formación, durante la última cumbre del Partido Popular Europeo, con el argumento de que nadie había hecho jamás tanto como Aznar para incrementar el peso de los países menores de la UE.

No es probable, por ello, que el primer ministro luso aplauda los cambios radicales introducidos por Zapatero en la política exterior española nada más asumir el liderazgo. Gran crítico de cualquier intento de ordenar Europa a partir de cualquier diseño elaborado por un grupo reducido de los grandes, de la creación de lo que se ha venido en llamar el "directorio", Durão Barroso ha tenido que acoger con especial reticencia el anuncio de la incorporación de Madrid al eje París-Berlín.

El socio más cercano

El viaje que el presidente del Gobierno realiza hoy no responde, pues, a ningún tipo de afinidad política buscada o constatada, como los que realizó la semana pasada a Alemania y Francia, sino a algo tan sólido y permanente como son las relaciones hispano-lusas.

Tras las importantes inversiones que empresas españolas realizaron durante las dos últimas décadas en Portugal, el comercio bilateral con el país vecino supera con creces los intercambios españoles con todos los países de América Latina. Esto basta para dar una idea de lo que se juega en esa relación, trufada esporádicamente de recelos hacia una supuesta ambición conquistadora de los inversores, y de hasta qué punto el viaje de Zapatero era inevitable.

La relación entre los gobernantes de los dos países ha superado siempre, de hecho, el umbral de las afinidades políticas o personales. Felipe González estuvo tan próximo al liberal Anibal Cavaco-Silva, mientras coincidieron en el poder, como José María Aznar lo fue del socialdemócrata Antonio Guterres, y no hay motivo alguno para que las cosas cambien ahora entre Zapatero y Durão Barroso.

Hay que señalar, no obstante, que algunas ideas que han manejado los socialistas, como frenar el desarrollo del tren de alta velocidad y potenciar, en cambio, el nivel medio de la red, chocan con algunas de las ambiciones de Portugal en materia de transporte que quedaron recogidas en los proyectos finalmente aprobados por los dos países en la cumbre de Figueira da Foz el año pasado.

La presidencia del Gobierno ultimaba ayer detalles para el viaje de Zapatero la próxima semana a Londres y Roma, pero el asunto aún no está cerrado. Varsovia es otra capital a la que el presidente tiene intención de viajar.