Miedo en el patio trasero de Irak
Jordania, acechada por el conflicto palestino y sumida en una crisis interna, se sitúa en el punto de mira de Al Qaeda
Jordania está atrapada por tres guerras; Irak, la Intifada palestina y Al Qaeda. Pero ninguna de estas amenazas parecen intimidar al rey Abdalá II, que tras haber cumplido su quinto año en el trono se muestra dispuesto a seguir adelante con un proceso de reformas políticas, que deberán culminar en 2007, con la celebración de unas elecciones plenamente democráticas. Una población escéptica se debate entre el paro y el incremento de los precios de los productos básicos.
En medio de este panorama desolador, Abu Mussa al Zarqawi se acaba de convertir en el enemigo número uno de Jordania. La policía le acusa de haber planeado desde el exterior un gran atentado que tenía como objetivo destruir al mismo tiempo la Embajada de Estados Unidos, la residencia del primer ministro y la sede los servicios de inteligencia jordanos. El ataque podría haber provocado hasta 80.000 muertos, cerca de 160.000 heridos y envuelto la capital en una nube de gas tóxico. Todo estaba dispuesto para que Ammán fuera escenario del primer ataque químico de Al Qaeda.
Todo estaba dispuesto para que Ammán fuera escenario de un ataque químico de Al Qaeda
Para los especialistas, Zarqawi no es un desconocido. Tampoco lo es para los habitantes de Zarqa, especialmente para los vecinos del barrio de Yajooz, donde vive aún su madre, una mujer enjuta, vestida de negro, permanentemente en silencio, que se niega a hablar con la prensa, pero que en la intimidad confiesa haber dejado de recibir dinero y llamadas telefónicas de su hijo. En este barrio deprimido, a unos 20 kilómetros al norte de Ammán, en el que el 90% de la población es palestina, a Zarqawi se le conoce por su verdadero nombre Ahmed Fadheel Al Khalayleh, pero sobre todo se recuerda al padre; un propietario de una tienda de alquileres de vídeo, que luego se dedicó a la venta de miel. Un día le vieron partir con un grupo de compañeros para convertirse en combatiente en Afganistán. Desde entonces nadie lo ha vuelto a ver.
La policía describe ahora a Zarqawi como un experto en guerra terrorista química, muy hábil para tejer redes de amigos, familiares y conspiradores, que se mueve con habilidad entre las fronteras de Irak, Afganistán e Irán, donde ha acabado convirtiéndose en dirigente del movimiento Ansar Al Suna. La CIA lo acusa de ser el eslabón de enlace entre el presidente de Irak, Sadam Husein, el grupo terrorista Al Qaeda y los atentados del 11 de septiembre. Los servicios de inteligencia españoles lo hacen responsable del asesinato de los 11 agentes del CNI en Irak. Aunque su rostro puede haber cambiado, su aspecto es fácilmente identificable; perdió una pierna hace tres años en un bombardeo. Su lema es "islam o muerte". La recompensa por su captura es de 10 millones de dólares.
"Cumplí las órdenes que me había dado Zarqawi. Pero además pensé en que, si lo cometía, este atentado me acercaría a Alá Todopoderoso", aseguró Azmi al Jayousi, un ex combatiente de Afganistán, encargado de llevar a cabo el gran atentado de Ammán, cuya confesión sirvió a la policía para poder desarticular el ataque. Su declaración difundida el pasado lunes por la televisión estremeció al auditorio. La familia Jayousi se ha visto obligada a publicar un anuncio en la prensa, renegando de su hijo, condenando la operación y declarando su lealtad al rey y a Jordania.
Mustafá B. Hamarneh, director del Centro de Estudios Estratégicos de Ammán y asesor del rey, asegura que la situación no es nueva. Desde hace años, Al Qaeda trata de desestabilizar Jordania. Recuerda como antecedentes el ataque de la Embajada jordana en Irak; el asesinato frustrado del teniente coronel Ali Bourjaq, responsable de la lucha antiterrorista; la muerte del diplomático norteamericano Lawrence Folley o el intento de voladura de un hotel internacional. A su juicio, Jordania no es una excepción. Se alinea con otros blancos terroristas como Marruecos, Turquía, Yemen o Arabia Saudí.
"Las amenazas de Al Qaeda contra Jordania llegan en un momento delicado. Complican una crisis provocada por un año de guerra en Irak y por los tres de Intifada", continúa Hamarneh, que alerta sobre el peligro de bloqueo del proceso de reformas, que anunció el rey meses atrás, con el que pretende establecer una monarquía constitucional y un sistema democrático transparente. El profesor opina que el presidente norteamericano, George W. Bush, respaldando la política belicista del primer ministro israelí, Ariel Sharon, tampoco ayuda al proceso de democratización, puesto que ha crispado a más del 60% de la población que es de origen palestino. En medios diplomáticos se afirma que Abdalá II trata de gestionar la crisis entre Jordania y la Casa Blanca con discreción. Recientemente, tras cancelar una visita a Bush en Washington por su apoyo a Sharon, reunió en palacio a los representantes de la prensa. Les pidió moderación. En ningún caso había que poner en peligro la ayuda económica de la Casa Blanca, que este año alcanzará la cifra récord de 950 millones de dólares.
Fahed Al Fanek, uno de los economistas más renombrados de Jordania y columnista habitual en la prensa, añade una pieza más en este rompecabezas complicado: la crisis económica. Desde hace meses, Arabia Saudí y Kuwait, que vendían a Jordania el petróleo a un precio preferencial, para paliar la ayuda que Irak les daba antaño, han dejado de hacerlo. Jordania ha empezado a comprar crudo a precio de mercado. "El país se empobrece a marchas forzadas, poniendo fin a una etapa de presupuestos equilibrados. Para empezar, el índice de paro supera el 16% y los productos alimenticios han subido entre un 15 y un 20%", recalca el historiador Maher Kiwan.
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