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Esquerra se integra en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Girona

La entrada de los republicanos ya se pactó tras las municipales

La entrada de Esquerra Republicana (ERC) en el gobierno municipal de Girona, que hasta ahora integraban el PSC e ICV, supone la resurrección de un pacto que ya se firmó tras las elecciones municipales pero que cayó herido de muerte a los pocos días por las luchas partidistas surgidas en torno a la formación de mayorías en la Diputación de Girona y el consejo comarcal. Han sido el PSC e ICV los que han propuesto a ERC la entrada en el equipo de gobierno recuperando la formulación del pacto firmado tras las elecciones.

El gobierno de la alcaldesa socialista Anna Pagans admite que el pacto quedó "congelado" a causa de una "situación conflictiva" entre los tres partidos y que, tras el ciclo electoral catalán y estatal, el acuerdo merece ser recuperado.

La entrada de ERC en el gobierno municipal se produce en las mismas condiciones que ya figuraban en el acuerdo poselectoral. Los tres partidos admiten que durante los 10 meses en los que el PSC ha gobernado con el apoyo -cada vez menor- de ICV no han existido discrepancias sobre los programas de futuro, sino que los problemas han tenido su origen en las disputas partidistas que acabaron con la expulsión de ERC del pacto.

Francesc Ferrer, concejal de ERC y ex parlamentario, dijo ayer que entran en el Ayuntamiento para aportar "solidez" y "estabilidad". Ferrer lamentó que el pacto anterior no se haya hecho realidad hasta ahora porque los partidos fueron a por "las poltronas". En la reestructuración municipal, que no afectará a ICV, ERC tendrá a su cargo la nueva área de participación ciudadana, que dirigirá el propio Ferrer, y las concejalías de juventud y seguridad ciudadana.

A pesar de que el PSC, ICV y ERC alcanzaron el acuerdo el pasado mes de junio, tras las municipales, la alcaldesa Anna Pagans anunció la congelación del pacto, con el apoyo de los dos ediles de ICV, a causa de las divergencias originadas en la composición de la Diputación, donde ERC y CiU alcanzaron un acuerdo que dejó fuera al PSC. Pagans lanzó un ultimátum a ERC y reclamó un pacto de izquierdas en el consejo comarcal para dejar a CiU en la oposición. El ultimátum de Pagans, formulado después de que ERC la votara en la investidura, indignó a los republicanos, que lo definieron como un chantaje intolerable.

En los últimos meses afloraron serias divergencias entre el PSC y sus socios ecosocialistas. ICV llegó a votar contra algunas decisiones de los socialistas y mantenían congelada la reforma del cartapacio municipal. La negativa de ICV a ratificar la sustitución de dos ediles socialistas que dejaron su puesto en el Ayuntamiento por otros cargos políticos abría un horizonte de crisis que tenía difícil solución. Pagans siempre aseguró que existía la posibilidad de recuperar el pacto y que los ediles socialistas se habían hecho cargo de las áreas atribuidas a ERC en espera de que los republicanos se reincorporaran, tarde o temprano, al gobierno municipal.

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