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Carlos Cánovas fotografía los muros tras los que esperan los mundos imaginados

El fotógrafo Carlos Cánovas, nacido en Hellín (Albacete) en 1951 pero afincado en Pamplona desde ese año, presenta hasta el 18 de mayo en Bilbao (Espacio Marzana; Muelle Marzana, 5) un conjunto de imágenes bajo el título A través del muro. Parte de ellas provienen de su muestra anterior, Paisaje anónimo, que se expuso en Pamplona.

En ellas, Cánovas sigue mostrándose como un "fotógrafo urbano", como él se define. Retrata lugares limítrofes, los suburbios de la ciudad, en los que "un poco más allá" ya aparece el campo. Son espacios solitarios, sin habitantes, pero con la huella de éstos. Edificios y fábricas que huyen de su fealdad original para ser retratados desde ángulos estéticos, con el ojo de este artista tímido que trabaja con "una cámara de cajón" y procesa él mismo todas sus obras. "El proceso fotográfico lo sigo viendo como un todo, desde que se elige la imagen hasta que se cuelga en la pared", comenta Cánovas. Tras esos muros, el fotógrafo adivina "mundos imaginados", intuye paisajes soñados.

Aunque no la utilice en su trabajo artístico, Cánovas se siente "subyugado" por la fotografía digital. Asegura no haber notado un cambio en la predisposición del público hacia la fotografía, al menos la que él hace. "La revalorización de la imagen tiene que ver con un tipo de fotografía distinto a esta. Quien la hace es más artista que fotógrafo. Yo distingo entre los artistas que usan la fotografía como un medio más y los fotógrafos, como yo, en los que la fotografía es el medio", dice.

A pesar de una larga trayectoria profesional (su primera exposición fue en 1978), Cánovas asegura que la fotografía "forma parte de un proceso mágico", se haga como se haga, con cámara tradicional o digital. "En cada imagen me llevo un trocito de realidad", indica. Quizá por ello no se atreva a retratar personas, por ese trocito de alma que pudiera arrebatarles al captarles con la cámara. "No sé fotografiar personas".

Sin embargo los paisajes "vagos", entre campo y ciudad, le atraen una y otra vez. Acude al mismo lugar y toma la misma foto muchas veces, tiempo después. "Soy recurrente y hago varias veces el mismo recorrido. Hay lugares que he fotografíado hasta doce veces en distintos años", explica Cánovas, que da clases de fotografía en la Universidad Pública de Navarra desde 1999.

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