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Reportaje:Apuntes

Actores con título superior

La Escuela de Arte Dramático de Valencia cumple 25 años formando sólo intérpretes

La Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, la ESAD, celebra este año su 25 aniversario. En realidad se celebra la creación de la actual escuela, ubicada en el campus de Vera, y la autonomía de unos estudios que desde hacía un siglo dependían del departamento de declamación del Conservatorio de Música. "Fue un momento muy ilusionante, que impulsó a mucha gente a volver a estudiar", recuerda el actual director de la ESAD, Leo García Aranda, que por entonces formaba parte del cuerpo docente del nuevo plan de estudios, impulsado por Antonio Díaz Zamora y Concha Aldás. Posteriormente, la regulación de estos estudios por la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) permitió equiparlos a licenciaturas universitarias estructurándolos en tres especialidades: interpretación, dirección escénica y dramaturgia y, por último, escenografía. Un real decreto obligaba a las escuelas oficiales a poner en marcha al menos dos especialidades. Valencia es una excepción al ser la única de las ocho escuelas oficiales españolas que imparte una sola especialidad, interpretación. Por añadidura, se ofrece una sola opción, interpretación textual, de las cuatro posibles. Para García Aranda esto supone "una rémora", que se ha traducido en la escasez de espacios. El actual director confía en subsanar esta anomalía a partir del próximo curso, tras hablar con la Dirección General de Centros de la Consejería de Educación. También confía en que más adelante cuaje el proyecto del rector de la Universidad Politécnica, Justo Nieto, de incorporar estos estudios a la universidad.

Es la única de las ocho escuelas oficiales españolas que imparte una sola especialidad
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Una experiencia intermitente

Sobre la escuela pesa otro gravamen, según varios profesionales del sector: la desconexión social y con el gremio. Aranda reconoce que, en la última década, la escuela ha vivido "bastante encerrada" siendo "prácticamente invisible en todo el panorama nacional e internacional". De ahí que la nueva junta directiva, de la que forma parte Alejandro Jornet y María José Lloret, tiene como prioridad reconquistar este espacio. Además de las colaboraciones con Teatres de la Generalitat, con la Associació d'Actors i Actrius Professionals Valencians, se realizan representaciones pública todos los miércoles en la escuela. En septiembre, además, la ESAD acogerá la quinta edición de Olive 2004, un festival internacional de escuelas de arte drámatico de los Balcanes y el Mediterráneo. Un mes después desplegará los actos del aniversario: un montaje titulado 25 en el Talía; la presentación de una línea de publicaciones propia, y la edición de diversos materiales en torno a la celebración.

En la primera promoción de la ESAD se encontraba la actriz Rosana Pastor, para quien la formación es "indispensable", aunque reconoce que el título no lo había recogido hasta este verano porque nunca lo ha necesitado. "La escuela me dio el material sobre el que empezar a trabajar, me inculcó el amor hacia esta profesión y despertó mis inquietudes teatrales", señala. En su promoción, que celebró una comida de aniversario este mismo sábado, también estaban el director artístico y fundador de La Pavana, Rafa Calatayud con quien montó compañía nada más terminar los estudios en 1983, con Rocío Cabedo, Gabriel Torrero, y Sebastián Antón. Jaime Pujol, Vicente Genovés y Ramón Moreno también formaban parte de la primera hornada. El actor, director y autor Carles Alberola se formó allí años más tarde. "En primero me pasaba en la ESAD 12 horas diarias, las 6 obligatorias y las otras, trabajando por mi cuenta". Ésta es la actitud del fundador de Albena y de una profesión, que a su juicio "te obliga a estar siempre poroso". De la escuela "reciclaría" a algunos profesores desvinculados de la profesión y cambiaría el sistema de selección docente. "En la medida que el sector teatral y audiovisual valenciano despegara, revertiría en los actores noveles", dice Alberola, ya que en estos momentos actúan con "cuentagotas".

Mónica Pérez se graduó hace tres años. Aunque empezó a trabajar como actriz, se ha decantado por la producción y la distribución, que ha desempeñado en el Micalet y en el Festival Eclèctic, entre otros. "Falta formación técnica y de relación con otras artes. La escuela debería dar una visión más amplia del concepto teatral porque en torno a esta profesión hay muchos trabajos". Para enfrentarse a la producción ha recurrido a su licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, y a formación de postgrado. Mónica Pérez insiste en la importancia de la escuela para contactar con gente afín con la que alumbrar proyectos.

En la escuela son una piña. Hay 21 profesores y un grupo de 24 alumnos por cada uno de los cuatro cursos que se traducen en 3.600 horas de enseñanza. En las asignaturas prácticas como expresión corporal, pantomima, verso, voz, esgrima o interpretación se dividen en grupos de doce. "Pedimos asistencia", subraya el director García Aranda porque "no se puede enseñar a ser actor por internet ni pidiendo apuntes". Para entrar se necesita el bachiller y dos pruebas de acceso: un comentario de texto y dos monólogos libres. El 80% de los candidatos diletantes se suele quedar fuera. No obstante, el director destaca que en las grandes escuelas europeas los alumnos están todavía más seleccionados.

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