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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

33 años de dólar flotante

Juan Ignacio Crespo

¿Qué hacer cuando se tiene una inversión en fondos que, a su vez, invierten en acciones del mercado norteamericano?

Los datos que emanan de la economía de EE UU siguen marcando el ritmo al que se mueven los mercados de capitales de todo el mundo. Recientemente, la publicación de la cifra de creación de empleo, así como la evolución alcista de los precios, ha hecho temer que la subida de los tipos de interés de corto plazo esté cada vez más cerca, por lo que, aunque la reacción no ha sido muy negativa, sobre todo en el terreno de las bolsas, los índices de renta variable de EE UU han cedido algunas posiciones. Sin embargo, el presidente de la Reserva Federal no parece muy preocupado, de momento, por la evolución de la inflación. O, al menos, eso se desprendía de sus declaraciones del pasado miércoles.

La clave de lo que vaya a suceder en los próximos meses está en la evolución del dólar que, entre finales de 2001 y finales de 2003, sufrió una pérdida de valor que lo llevó desde una situación en que un euro se cambiaba por 0,82 dólares a otra en que por él se podía obtener hasta 1,29 dólares.

Tras esa fuerte depreciación, el dólar ha iniciado un movimiento en sentido inverso que nadie sabe dónde se va a detener. Pero la breve historia que tiene la libre cotización del dólar en los mercados de cambio sí que puede proporcionar algunas pistas (recuérdese que esa historia no tiene más allá de 33 años, y se inició en 1971 cuando Richard Nixon declaró la no convertibilidad del dólar en oro). Y aunque tampoco el euro tiene una larga historia (algo más de cuatro años), sí que se le puede reconstruir una (como si, en realidad, hubiera cotizado frente al dólar en los 30 últimos años) utilizando para ello las cotizaciones frente al dólar de las monedas que componen la definición inicial del euro.

Pues bien, en esa historia de 33 años, la última vez que el dólar hizo un movimiento depreciatorio de la magnitud del que ha tenido lugar en los últimos tiempos se produjo entre septiembre de 1985 y finales de 1987, ya que en esos dos años largos su cotización pasó de 0,75 a 1,29 dólares por euro. Tras ese movimiento bajista, reaccionó al alza y se situó, en cuestión de un año y medio, en 1,05 dólares por euro. Después (mayo de 1989) comenzó a debilitarse de nuevo, pero para esas fechas la corrección del déficit comercial norteamericano estaba ya muy avanzada.

En esta ocasión todo apunta a que puede suceder algo muy parecido. La caída del dólar frente al euro se ha detenido también en 1,29, tras lo que la moneda de EE UU ha iniciado una fuerte recuperación que la ha llevado hasta 1,18. Y, aunque el Gobierno japonés ha dejado de comprar dólares para debilitar al yen, parece haberse iniciado el círculo virtuoso en que todas las noticias favorecen el que el dólar se recupere. Además, y por ahora, las bolsas tienden al alza, por lo que todo apunta a que, transitoriamente, los partícipes de fondos de renta variable norteamericana van a poder resarcirse de sus pérdidas por primera vez en cuatro años.

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