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El último muro de Europa sigue en pie

Juan Carlos Sanz

Decrépito como los jefes comunales que azuzaron el odio entre vecinos en Chipre nada más alcanzarse la independencia de la corona británica, en 1960, el último muro de Europa aún sigue en pie. Sólo un año después de que el líder turcochipriota, Rauf Denktas, permitiera la libre circulación a través de la línea verde que divide desde 1974 la isla del Mediterráneo oriental, sus ciudadanos han podido decidir por primera vez sobre su reunificación en las urnas. Pero la siniestra barrera interior -una zona tampón salpicada de barricadas, sacos terreros y alambradas herrumbrosas que atraviesa el fantasmal centro de Nicosia y separa el sector sur griego del tercio norte turco- parece haber sido reforzada en las urnas tras el llamamiento al no del presidente grecochipriota, Tassos Papadopulos, antes de convertirse, dentro de una semana, en una nueva frontera exterior de la Unión Europea.

A pesar de que ha sido atravesado desde entonces por cientos de miles de personas que han podido volver, siquiera por unas horas, al lugar de donde fueron expulsados tras la partición de la isla o visitar a sus antiguos vecinos, el muro de odio ha sido más fuerte que la esperanza del plan de reunificación presentado hace apenas un mes por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

"No he votado. ¿Qué podía elegir?", explicaba ayer el director del periódico turcochipriota Europa, Sener Levent. "El Ejército turco va a seguir en el norte de todas formas y, sin apoyo de los grecochipriotas, el Plan Annan había nacido muerto", dice este veterano opositor al régimen autoritario de Denktas. Para Levent, el futuro de Chipre puede empezar dentro de Europa: "He aceptado ser candidato independiente en las listas de un partido grecochipriota en las elecciones al Parlamento Europeo de junio". Como más de 20.000 turcochipriotas originarios de la isla, Levent ha aprovechado la apertura de la línea verde para obtener en el sur de la isla el pasaporte de la República de Chipre, nuevo Estado miembro de la UE a partir del 1 de mayo.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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