La medicina
La mayoría de las personas que han cumplido cincuenta años o más toman diariamente un fármaco o dos, o tres o diez. A medida que aumenta el nivel de vida y la vida de su nivel se ingiere mayor número de pastillas. El asunto ha llegado actualmente a un grado que algunos investigadores, como el doctor Christian G. Daughton, de The Environement Protection Agency's National Exposure Laboratory en Las Vegas, han mostrado su inquietud respecto a los efectos que los residuos humanos de gentes medicamentadas estén ocasionando en el medio ambiente. La salud de la naturaleza se vería así perjudicada por nuestra salud, o por nuestra mala salud que requiere tanta ingesta química. ¿Qué hacer pues? ¿Dejar que la naturaleza sufra mientras nos aliviamos o defender una naturaleza sin contaminantes para que nos ayude a la curación? En este dilema, la sociedad se enfrenta a su entorno de la manera más impensada, pero ¿cómo recobrar la conciliación? Hasta hace poco, tanto la menopausia como la disfunción eréctil en los ancianos o la calvice se tenían por circunstancias acordes con la biología y no se disponía de ninguna medicación para tratar de combatirlo. Ahora, no obstante, hasta la felicidad o la desdicha ha pasado de ser un asunto personal a manos de la clínica. La medicina planea sobre nuestra existencia con la ambición de sanar todos los males del cuerpo y del alma. ¿Cómo aceptar serenamente que no hay remedio para algo? Cuando la medicina se declara incapaz de dar solución aparece como atrasada o incompetente. Toda patología sin píldora es una patología injusta puesto que, en general, para los desarreglos se han producido incontables remedios. ¿Contaminar la naturaleza? ¿No será también que la naturaleza se ha considerado precipitadamente un ejemplo de salud y se encuentra a su vez enferma? ¿No será, viendo que la enfermedad con sus medicinas forma una ecuación vital, que la naturaleza necesita una auscultación mayor? La vegetación, el aire limpio, el agua cristalina, todo ello empieza a hallarse medicalizado o a punto de una prescripción. ¿Cuánto tiempo hará falta, pues, para que los médicos, las farmacéuticas, las enfermeras, tomen absolutamente el poder?
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