El año que Raúl se hizo Makelele

La venta de Makelele convirtió a Raúl en un delantero a tiempo parcial y la inflamación que sufre desde la pretemporada en China en un talón -una "talalgia", según los médicos- bajó su rendimiento ofensivo como nunca en los últimos siete cursos. Lo dice el entrenador del Madrid, Carlos Queiroz, para explicar la caída de las estadísticas rematadoras de Raúl y la consecuente dependencia que el equipo tiene de Ronaldo en el tramo decisivo de la temporada y con el Barcelona asomándose al Bernabéu. "Raúl nos ayuda a equilibrar el centro del campo", argumenta Queiroz, "porque Beckham y Guti, a diferencia de Flavio y Makelele en la temporada pasada, no piensan como defensores".

La sustitución de un medio centro defensivo, como Makelele, por un volante ofensivo, como Beckham, alteró los delicados equilibrios del conjunto. La consecuencia fue paradójica: más jugadores de ataque hicieron un cuadro menos goleador. En este ejercicio, con más gente de área, el Madrid ha marcado menos tantos que en el anterior: 67 contra 71 hasta la jornada 33ª de la Liga. Y Raúl, que en la selección española ha logrado seis en los últimos seis partidos, no es en el Madrid ni la mitad de eficaz: no conseguía tan pocos goles (11) desde el curso 1997-98 (10). Nunca tiró tan poco a puerta (una vez cada 89 minutos) y nunca se fue a la ducha tantas veces sin haber disparado ni en una sola ocasión (siete).

El excelente rendimiento de Raúl con Iñaki Sáez, a pesar de las inflamaciones que sufre en su talón izquierdo, demuestra que su escasa pegada en el Madrid no se puede atribuir a la baja forma tanto como a su nuevo papel táctico. El capitán ha sido decisivo en la clasificación de España para la Eurocopa y marcado en cinco de los últimos seis encuentros: contra Ucrania (dos goles), Noruega (dos), Armenia y Dinamarca.

Este hecho convierte a Ronaldo en imprescindible para el Madrid. El equipo se ha vuelto cada vez más dependiente del campeón del mundo en un esquema construido a su medida. El propio Ronaldo ha resumido la gloria y la miseria del Madrid en la frase que les repite a sus compañeros como si fuera una ley: "Si quieren ganar el partido, pásenme el balón".

Queiroz asegura que, tal y como es la plantilla, no tiene más opción que cargar en Ronaldo la función rematadora en exclusiva y comprometer a Zidane, Raúl y Figo en labores colectivas cuando se pierde la pelota. Raúl, porque juega en el medio, se ha convertido en un centrocampista con una misión extra en la defensa. "Nadie sabe lo que el Madrid le debe a Raúl en muchas victorias de esta temporada", confiesa Queiroz; "ha hecho un trabajo fundamental en el centro del campo luchando para ayudar a recuperar el balón, para presionar la salida del contrario, para achicar el terreno y para que los centrocampistas rivales no jueguen en horizontal. El público se puede quedar sin apreciarlo, pero nosotros valoramos mucho su trabajo".

Quizá la afición no detectó la contribución del capitán en los partidos contra el Málaga en La Rosaleda (ningún remate), Villarreal (ningún remate), Celta (uno), Athletic (uno), Albacete en el Bernabéu (ninguno), Osasuna en El Sadar (ninguno), Barcelona (uno), Betis (ninguno), Valladolid (ninguno), Málaga (uno), Espanyol (ninguno), Sevilla (uno), Albacete en el Carlos Belmonte (uno) y Atlético (uno).

Los datos informáticos en poder del club hablan de un desgaste fuera de lo común: Raúl corre una media de 11 kilómetros por partido. Una distancia propia de un centrocampista más que de un delantero. Y ha tenido que cubrirla con una inflamación del tejido que recubre los músculos de la planta del pie, lo que le provoca dolor y le merma en el área.