Horas extras para el estreno
Ronaldinho se afana en sesiones especiales para "liarla" en el Bernabéu
Ronaldinho Gaúcho, de chico, dormía abrazado a un balón y soñaba con llegar a ser una estrella del fútbol. Hoy, a sus 24 años, es ya más que una realidad. No sólo es un futbolista campeón del mundo con Brasil y dotado de un talento y una habilidad únicos, sino que también es un ídolo que ha devuelto la alegría al jogo bonito brasileño y la esperanza y la ilusión a la afición del Barcelona.
Quizás ya no duerme abrazado a una pelota, pero expresa sus sentimientos y su sentido de la vida a través de ella. Para Ronaldinho todos los partidos "son importantes", aunque, al tiempo, no tiene reparos en afirmar que los hay "distintos". Y el clásico de mañana, entre el Madrid y el Barça es uno de ellos.
"Tengo las mismas sensaciones que en la víspera de la final del Mundial, ante Alemania"
"Tengo las mismas sensaciones que en la víspera de la final del Mundial, ante Alemania", manifestó en una cena que compartió con unos amigos entre los cuales se encontraban Sandro Rosell, vicepresidente deportivo del club azulgrana, y Pep Costa, jefe del equipo técnico de observadores. "Soy muy feliz en Barcelona y a esta ciudad le debo algo", agregó Ronaldinho a sus compañeros de mesa; "y el Bernabéu es un buen escenario para mostrar mi gratitud".
"Ronaldinho está hipermotivado ante el clásico. Seguro que liará el pollo en Madrid", corraboró ayer Xavi, compañero de equipo. La opinión es unánime en el vestuario del Camp Nou, cuyos jugadores no dudan de que el partido de mañana es el más importante del brasileño desde que llegó.
Juanjo Castillo, la persona del club que se ocupa de su agenda particular, cuenta que Ronaldinho lleva dos semanas preparando su primer clásico y también su debut en Chamartín. En la primera vuelta, fue el gran ausente del Barça-Madrid, el 6 de diciembre, en el Camp Nou. El 10 no pudo jugar a causa de una rotura fibrilar de cinco centímetros en el bícpes femoral de su pierna derecha y vio con tristeza cómo su equipo perdía por 1-2. Aquel día sufrió más que sus compañeros y por eso mañana intentará, cinco meses después, sacarse la espina en el estadio de la galaxia blanca.
"Todos los partidos en los que no he jugado he sufrido", dijo ayer Ronaldinho en la única conferencia de prensa pública que ha concedido en las últimas dos semanas; "ahora tengo la oportunidad de participar en el gran partido de la Liga española y ayudar a mi equipo". El brasileño confesó que los clásicos, en cualquier país, "tienen una emoción especial". "Todo es distinto", matizó; "todo, incluso la preparación del encuentro durante la semana. Piensas en él a cada instante, en los ensayos y fuera de ellos; es un choque extra".
No le falta razón a Ronaldinho. En los entrenamientos de la semana en el campo de La Masía, anexo al Camp Nou, ha hecho horas extras. No le importó quedarse el jueves, bajo la lluvia, ensayando disparos a puerta con Rüstü en la portería o, ayer mismo, en que repitió el ejercicio durante cerca de media hora junto a Davids y la atenta mirada de Ten Cate, ayudante de Frank Rijkaard. Mientras tanto, los demás compañeros enfilaban hacia la ducha. "Hace tiempo que vengo trabajando de esta manera", apostilló Ronaldinho; "hay que trabajar fuerte y todavía más ante una cita como ésta".
Ronaldinho ha ocupado esta semana las portadas de la prensa aunque a él le trae sin cuidado. Ama al fútbol por encima del protagonismo individual. Por eso mandó un mensaje a su amigo y rival Ronaldo para que se recupere de sus molestias musculares: "Con Ronaldo, el Madrid tiene más confianza. Espero que juegue porque así todo será perfecto y más lindo si estamos todos".
Quizás esta noche Ronaldinho duerma abrazado al balón pensando en ser la estrella del Bernabéu mientras sus compañeros están convencidos de que "la puede liar". Los números le avalan: suma 20 goles, 13 en la Liga, y ha marcado en nueve partidos en campo ajeno, todos los cuales acabaron con la victoria azulgrana; si marca Ronaldinho, gana el Barcelona.
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