Agradable sobresalto
El día que le regalen un buen material para dirigir va a hacer una gran película. Porque si el debutante Zack Snyder ha convertido esta requetevista copia de otra copia en un producto entretenido, bien dirigido y comercialmente rentable es que tiene talento. El prólogo, los títulos de crédito y la canción elegida para ilustrarlos musicalmente forman un todo de una fuerza considerable, que provoca que la pereza ante este remake del remake que George A. Romero hiciese en 1978 de su mítica La noche de los muertos vivientes (1968) se torne en curiosidad. Violentísima, con casquería para dar y tomar, y una ausencia total de explicaciones al hecho de que, de la noche a la mañana, el mundo se convierta en una marabunta de zombis, la película tiene en el sentido del humor buena parte de sus bazas. La incorrección política que destila el juego de los francotiradores de ambas azoteas es tan cruel como desternillante y algunos de los diálogos del dueño del barco desengrasan bien la mente ante tanto seso desparramado. Otra de las novedades es la clara definición de los personajes. Snyder y Gunn, con apenas unas pinceladas, logran crear roles de verdad y no monigotes más o menos dispuestos a ser engullidos por los zombis, como suele ocurrir en la mayoría de las producciones de este calibre. El problema es que gente como Snyder sólo encuentre trabajo en este cine de muerto viviente tan basado en el pasado que tiene poco futuro.
AMANECER DE LOS MUERTOS
Dirección: Zack Snyder. Intérpretes: Sarah Polley, Ving Rhames, Jake Webber. Género: terror. EE UU, 2004. Duración: 97 minutos.
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