El anuncio rompe el núcleo de países europeos que originó el cisma en la UE por la guerra de Irak

El anuncio de la retirada de tropas españolas de Irak supone "la ruptura definitiva" del bloque de países europeos partidarios de la guerra que, con Londres y Madrid a la cabeza, provocó el año pasado un cisma en la Unión Europea con Francia y Alemania al frente de los opuestos a la intervención militar. Destacados diplomáticos señalaron anoche en Bruselas que, además, la noticia hará que Europa presione para que haya una nueva resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, "ahora más necesaria que nunca". Los trece Gobiernos europeos con tropas en el país tendrán que gestionar las presiones de sus opiniones públicas para seguir el camino del Ejecutivo español.

Las fuentes consultadas anoche en la capital comunitaria coincidieron en asegurar que el anuncio del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, no causará "ningún problema institucional" en la UE. De entrada, porque la Unión "respeta" las decisiones de un Gobierno del club. Fue ése el término que empleó el viernes Brian Cowen, el ministro de Exteriores de Irlanda, el país que este semestre preside la Unión, cuando fue requerida su opinión sobre las intenciones del nuevo Gobierno español en el curso de un encuentro con sus colegas en la localidad irlandesa de Tullamore.

"Gran desazón"

En los debates de esa reunión, sólo el ministro danés de Exteriores, Per Stig Moller, criticó, sin citar, a España por querer retirar las tropas. "Sería dar la razón a los terroristas", dijo. "No es el momento de dar lecciones de moral", le respondió al día siguiente el francés Michel Barnier. Reino Unido, aparte como aliado incondicional de EE UU, Polonia e Italia (los otros dos países europeos más implicados en Irak) ya han reiterado que mantendrán sus despliegues, pero "va a surgir una gran desazón" en Varsovia y Roma por las crecientes presiones de sus opiniones públicas a favor de la retirada.

Fue también en esa reunión de Tullamore donde nuevamente quedaron de manifiesto las divergencias europeas sobre Irak y donde los ministros destacaron que era "necesario y urgente", en palabras del Alto Representante para la Política Exterior, Javier Solana, que haya una nueva resolución del Consejo de Seguridad para que la ONU juegue un papel fundamental en el traspaso del poder a los iraquíes. "Todo el mundo estuvo de acuerdo", comentaron ayer fuentes oficiales de la UE. Ahora, la prevista retirada de los soldados españoles hará que los europeos presionen más a EE UU y Reino Unido para que se apruebe esa resolución por la que las tropas de ocupación pasarían a ser de estabilización o pacificación. "Es un acicate, un estímulo".

Pero, de forma muy destacada, los ministros hicieron hincapié en el drama de la falta de seguridad en Irak, donde 13 países europeos (Reino Unido, España, Italia, Holanda, Dinamarca, Polonia, Eslovenia, Hungría, Estonia, República Checa, Bulgaria, Rumania y Lituania) tienen soldados. El británico Jack Straw destacó los compromisos adquiridos por esos países, pero también reconoció que la situación en Irak es "más peligrosa estratégicamente" que la sufrida por EE UU en Vietnam en los años sesenta. "Es la crónica de un fracasado anunciado", remachó el alemán Joschka Fischer.

Concluida el sábado la reunión de Tullamore, Solana se trasladó el sábado a Madrid y fue directo a La Moncloa. Fue para felicitar a Zapatero, pero enseguida surgió la crisis de Irak. Tras una larga conversación, Solana "facilitó" allí mismo, comentan personas conocedoras de lo ocurrido, los contactos del Gobierno español con los estadounidenses Colin Powell (secretario de Estado), Condoleezza Rice (Seguridad) y Donald Rumsfeld (Pentágono). "Europa entra en una nueva fase", concluyó ayer una fuente diplomática que ha seguido de cerca el proceso español.