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Reportaje:

Aires asiáticos

Gamesa apuesta por los molinos de viento y el sector aéreo con la vista puesta en Asia

Pedro Gorospe

Decir que el negocio de Gamesa está en el aire, sería como sugerir que atraviesa problemas. Muy al contrario, su previsión de beneficios netos para 2004 es de 230 millones de euros, el 15% más que en 2003, y mantiene hasta 2010 unas previsiones de crecimiento en torno al 20% anuales gracias a su división eólica.

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El origen de esos beneficios está en la división eólica, que supone el 80% del negocio. El resto procede de la división aeronáutica, la energética o la de servicios. Es decir, a pesar del dicho, el negocio de la multinacional alavesa sí está en el aire, y basándose en su movimiento ha montado una red de 54 empresas en Europa y Suramérica, que han facturado 1.602 millones de euros en 2003, el 46% más que en 2002. Cuando en 2003 la división eólica vendió 74 aerogeneradores a Ibereólica en Zamora por 60 millones de euros, y 16 más a China por unos ocho millones de dólares, además de materializar la compra de la empresa Made a Endesa, y Cantarey Reinosa, al holandés Buce Industries, la multinacional ya le había dado la vuelta al calcetín. En 1993 el 80% del negocio era aeronáutico, y el 20% eólico. El acierto del giro hizo que Gamesa fuera premiada en los mercados con la consideración del tercer mejor valor bursátil de 2003.

Esa apuesta ya es definitiva, pero hay que seguir creciendo, y a partir de ahora la expansión eólica pasa por Estados Unidos, Alemania y China. La firma esta misma semana de una ampliación de 24 aerogeneradores en un parque de Mongolia Interior, en China, confirma la apuesta por este país que, junto a India, va a absorber el 25% de las exportaciones de molinos previstas para 2010. La previsión de ventas a Asia para este trienio es del 13% del total, mientras que Europa absorberá el 55%. Este año Gamesa va a suministrar más de 1.500 molinos y la cartera de pedidos prevista hasta 2006 es de 5.300 aerogeneradores. Ventas que le han aupado hasta los primeros puestos mundiales en la venta de aerogeneradores, con el 14% de la cuota de mercado mundial, tras la alemana Enercom, que tiene el 18%, y la danesa Vestas con el 21%. En esa carrera por el ranking mundial, aunque su presidente Alfonso Basagoiti prefiere seguir liderando la "carrera de la eficiencia", China se presenta como una opción de crecimiento muy importante. Gamesa ya tiene 113,4 megavatios instalados en parques de ese país, desde que en 2001 montó el primero, con un total de 137 molinos. Su previsión es firmar nuevos contratos en breve para nuevos parques, con el objetivo de aumentar la potencia eólica instalada en 400 megavatios durante el periodo 2003-2005, en torno al 10% de la que ya ha instalado en parques eólicos a lo largo de todo el mundo desde su nacimiento en 1994. En concreto, la empresa de Vitoria inyecta a las diferentes redes eléctricas de los países en los que tiene presencia, casi 4.000 megavatios que proporcionan electricidad a tres millones de familias.

Deuda bancaria

El éxito de Gamesa reside en la venta de molinos y en los parques llave en mano. Un negocio que está funcionando bien y que tiene que crecer en Estados Unidos, pero que obliga a la empresa a fuertes endeudamientos. Según información de la multinacional, en 2002 la deuda bancaria neta ascendía a 981 millones de euros y en 2003 bajó a 861 millones. La previsión para 2004 es que siga bajando y se sitúe en 698. Deuda que, según la empresa, se explica por la financiación necesaria para montar los parques, pero que baja en el momento en el que se venden. Según el balance de 2003, la deuda financiera consolidada del grupo a corto y largo es de 1.003 millones, el 7% menos que en 2002, con una facturación de 1.602 millones, y hay otros 515 millones exigibles, el 23% más que el pasado año. De esas obligaciones, 600 millones corresponden a Gamesa Eólica, que facturó 852 millones, cuando por ejemplo en 2002 la deuda era de 53 millones para una facturación de 583 millones. Curiosamente Gamesa Eólica, a pesar de generar el 80% de los recursos, sólo tiene el 33% de la plantilla del grupo, 2.161 personas, de las 6.150 totales.

Pero si el negocio del aire es el que mueve a la primera multinacional de Álava, no es la única carta que guarda en la manga. Para mediados de 2005 está previsto que el crecimiento fuerte venga de la mano de Gamesa Aeronáutica, y que el negocio de los aviones y helicópteros se sume al carro de los crecimientos por encima del 20%, como ya hace el negocio del viento que mueve molinos.

Lo cierto es que Gamesa Aeronáutica, la división que nació como la estrella del grupo, se ha quedado en un segundo plano, hasta el punto de que en el caso de haber fructificado el proyecto Alerión, el intento de crear un potente grupo aeronáutico, Gamesa sería ahora sólo eólica. Al fracasar, la firma de Vitoria sigue interesada en crear un grupo aeronáutico, y aceptaría que otra gran empresa absorba a su división, convencida de que es necesario más músculo para ser competitivo.

La Gamesa de los aviones ha sufrido además la crisis económica previa al año 2000, y el 11-S contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington, y lo que supuso la primera regulación de empleo de 85 trabajadores. Ahora empieza a recuperarse y el beneficio neto de la división aeronáutica en 2003 fue de 21 millones, el 5% más que en 2002, con una facturación de 246 millones de euros y una deuda en balance de 205,2 millones de euros. Por ejemplo, en 2002 la deuda era de 258,7 millones para una facturación de 236,9 millones, aunque con 20 de beneficio neto.

La previsión es que la reactivación del mercado de aeronaves, que empieza a moverse en todo el mundo engrosando las carteras de pedidos de Embraer, Boeing y el último modelo de Airbus, el A-380, además del helicóptero Sikorsky, convierta al negocio en tres veces más rentable a partir de 2005, y se mantenga durante varios años. La plantilla total de esta división es de 1.400 trabajadores, y los pedidos se están multiplicando en los últimos meses en las dos principales plantas, la del parque de Miñano, en Vitoria, y en la de Fuasa en Berantevila, Álava.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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