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Reportaje:MUJERES

Ideas con bajo presupuesto

A medida que la mujer accede en mayor número a la realización cinematográfica, se mitiga el compromiso por explorar el universo femenino desde una perspectiva también femenina. Las nuevas generaciones han ampliado su mirada hasta abarcar géneros y temáticas que sus antecesoras rara vez cubrían. Pero la mujer directora sigue siendo minoritaria en la industria, y, según alerta la actriz argentina Marta Bianchi, responsable de la sección Mujer y Cine del Festival Internacional de Mar del Plata, "el machismo todavía perdura en el imaginario social".

¿Qué une a Sabiha Sumar con Patricia Martín García e Icíar Bollaín? ¿Cuál es la conexión entre Marcela Arteaga, Mabel Cheung o Dominique de Rivaz? Todas ellas son realizadoras de cine de países y culturas tan dispares como la trama y enfoque de las cerca de 20 películas de su cosecha colectiva que se proyectaron en la sección Mujer y Cine de la reciente edición del Festival Internacional de Mar del Plata. "No hay una mirada única en la filmografía femenina, aunque tiende a ser un cine intimista, de bajos presupuestos", admite Marta Bianchi, fundadora de este importante segmento del certamen argentino.

La proliferación de escuelas de cine ha facilitado el acceso de la mujer a tareas de dirección. "Ya no se autolimitan en sus objetivos", dice Seidelman
En 1988, un grupo de cineastas argentinas fundó la Asociación Cine y Mujer para promocionar el trabajo, acceso y difusión de obras realizadas por mujeres

"Son películas muy distintas enlazadas por una exploración de las cuestiones y los conflictos humanos. Pero yo no sabría decir si están realizadas por un hombre o una mujer", coincide Susan Seidelman, pionera del cine femenino con su mítica Buscando a Susan desesperadamente y la popular serie de televisión Sex and the City. Miembro del jurado de la sección Cine y Mujer, que brindó por unanimidad el premio a Aguas silenciosas, de la paquistaní Sabiha Sumar, Seidelman enfocó su cometido como un análisis práctico del cine que hacen sus sucesoras.

"Me sorprendió ver que los protagonistas son con frecuencia hombres. Cuando yo empecé, en la década de los ochenta, nos centramos en la mujer porque nadie se ocupaba entonces de ella. No me fijé una misión, pero sí sentí la necesidad de hacer cine sobre mujeres, puesto que éramos muy pocas al mando de la dirección. Nuestra presencia en la industria ha crecido y es interesante comprobar que muchas cineastas ya no sienten la misma necesidad y pueden abordar cualquier tema de su interés", explica.

Incomodidad

Un alto porcentaje de las realizadoras seleccionadas en Cine y Mujer se declaran incómodas de exhibir sus filmes en esta sección, obviamente excluyente. Para ellas, el cine no distingue entre géneros, ya sea por su autoría o su temática. Entre las 15 películas a concurso se exploran cuestiones de homosexualidad, identidad nacional y personal, relaciones familiares y amorosas, exilio e inmigración. Sólo en instancias aisladas se cubren problemas específicos de la mujer. Éste es el caso de Te doy mis ojos, galardonado trabajo de Icíar Bollaín, que se pasó en Mar del Plata fuera de concurso. "Traté de evitar este tipo de distinciones, así como las que dividen la ficción del documental. Me alegro de haber cedido porque el certamen me ha demostrado que el cine nada tiene que ver con la distinción de géneros", señala Marcela Arteaga, autora de Recuerdos, sobre la búsqueda de la identidad mexicana.

La proliferación de escuelas de cine ha facilitado el acceso de la mujer a tareas de dirección. "Ya no se autolimitan en sus objetivos", dice Seidelman. "En Argentina", coincide su colega de jurado, el cineasta Juan Bautista Stagnaro, "se abrieron muchas escuelas en la década de los noventa y comenzó a equilibrarse la proporción de estudiantes varones y femeninos. Pero todavía la presencia de la mujer es más común en áreas de casting, producción y vestuario que en realización. Las restricciones aún imperan".

"Jurídicamente se han dado enormes avances en nuestro país, pero la transformación cultural lleva más tiempo. Las mujeres trabajamos en todas las áreas sociales y copamos el 30% de los cargos políticos, pero las viejas actitudes perduran. El machismo sigue existiendo y en el imaginario social se hacen distinciones de género e impera el viejo orden de jerarquías. Ésta es la razón de que perduren la violencia social, las violaciones, las diferencias salariales, la pobreza...", protesta Bianchi.

Actriz y militante concienciada, Bianchi lleva décadas luchando por causas feministas. En 1988, con un grupo de cineastas argentinas, entre ellas la consagrada realizadora María Luisa Bemberg, fundó la Asociación Cine y Mujer para promocionar el trabajo, acceso y difusión de obras realizadas por mujeres. Organizó festivales, concursos de cortos y debates internacionales antes de lograr, en 1996, un hueco permanente en el certamen de Mar del Plata. "Libramos una auténtica batalla. Y poco a poco nos ganamos el respeto, el reconocimiento y la admiración de todos", admite.

Ni gueto ni automarginación

"Nuestra sección no es un gueto ni un intento de automarginación. Llamando la atención hacia el cine de mujer enriquecemos la expresión artística. Promocionamos a las realizadoras noveles y las películas de calidad que, por cuestiones de reglamento, no pueden competir en la sección oficial. Somos ventana y puente entre realizadoras, distribuidores y público", advierte Bianchi.

"Si la industria cinematográfica fuera equitativa, no existiría una sección dedicada a las mujeres. No son muy frecuentes en los festivales, y además de necesarias, son interesantes. Ves las películas en contexto, como si se tratara de un estudio, en el que puedes observar cómo mujeres de distintas culturas abordan sus respectivas vidas", defiende Seidelman. "De caer en la marginación", añade Bianchi, "sería una acción positiva temporal. Pese al creciente número de realizadoras, principalmente en Europa y Estados Unidos, tan sólo el 20% de las producciones vienen firmadas por mujeres".

El auge de la mujer realizadora se puso de manifiesto en la carrera de los Oscar, que contó con Sophia Coppola entre las candidatas en dirección. En otras categorías también entraron varios filmes dirigidos por mujeres, entre ellos, Monster, Thirteen 13' y American splendor. Pero el 75% de los candidatos eran varones. "Hollywood sigue siendo sexista y probablemente racista. La mayoría de las realizadoras proceden de Europa o del cine independiente estadounidense, que se rigen por coordenadas muy distintas. Hollywood funciona como un club de señores, con una cultura corporativa y una mentalidad desfasada", reconoce Seidelman, quien rodó su última película, Tardes de Gaudí, con productores españoles, y la próxima, The ranch, centrada en la vida de un burdel en Nevada, lleva el respaldo de una compañía de cable de Estados Unidos.

Muñecas Barbie

PARA SUSAN SEIDELMAN, correalizadora de Sex and the city, entre sus últimos éxitos, la representación de la mujer en el cine "retrocede y avanza" como el vaivén de un columpio. Se ofrece, por una parte, una imagen más realista del papel femenino por una lógica simple: ya nadie espera ver a una esposa y madre atada de por vida a su marido. "Los filmes reflejan la realidad de la vida contemporánea", admite.

Pero todavía se abusa de los clichés. "También se retrata a las mujeres como muñecas Barbie y se justifica como imagen posfeminista. Quizá haya elementos positivos en ello, pero bajo la etiqueta del posfeminismo se esconden muchas influencias reaccionarias y se ocultan muchos valores obsoletos", advierte la creadora de Buscando a Susan desesperadamente, con Madonna de protagonista.

"Hay un abismo entre Madonna y, digamos, Britney Spears. Madonna alardeó de su sexualidad cuando las mujeres no se atrevían a hacerlo. Rompió barreras. Britney Spears explota ahora su sexualidad en un contexto político muy distinto. Ocurre lo mismo con las películas de hoy día", explica.

"La mujer", añade el cineasta argentino Juan Bautista Stagnaro, "sigue siendo el objeto sexual, el elemento en disputa del conflicto central de muchas películas. Pero rara vez se conduce la historia a través de sus deseos, ya sea en filmes realizados por hombres o por mujeres".

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