Más colores que nunca
El hemiciclo cambia su imagen con la presencia del mayor número de diputadas en la historia de la democracia
Vestidos de todos los colores. Rojos, blancos, violetas, amarillos, rosas, verdes... Durante los próximos cuatro años, cada vez que la televisión emita un plano general del hemiciclo ya no predominarán de forma tan abrumadora los tonos oscuros de los trajes de hombre. Ahora, de los 350 diputados 126 son mujeres. En la legislatura anterior sólo había 98 parlamentarias. En la de 1980 únicamente llegaban a 23 y en 1977 sólo hubo 20.
"En mi partido nunca he sido una mujer florero", comentaba ayer la más joven de todos, la socialista Isabel Fuentes, de 25 años. "Nunca se me ha tratado ni mejor ni peor por ser mujer ni por ser joven".
Si alguien no está dispuesta a aburrirse en esta legislatura, ésa es Ana Pastor, la aún ministra de Sanidad. Pastor solía almorzar a menudo algún sándwich en su despacho del ministerio para no perder tiempo de trabajo y se preciaba de estudiar los temas a fondo y bajar al detalle, al dato y al matiz. "Ahora no sé si mi forma de trabajar servirá de mucho en la oposición. Yo nunca he estado en la oposición y sólo sé trabajar así, con muchos datos, sin vaguedades". Pastor llevaba un cuaderno recién estrenado del tamaño de un periódico con cuatro hojas llenas de apuntes. Los había tomado durante el discurso de Zapatero y había señalado posibles argumentos que rebatir al líder socialista. En la primera ocasión que tuvo se fue hacia el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, quien no había tomado nota de nada, para contarle sus conclusiones.
Zapatero habló de utopías y a los diputados del PP les sonó a chiste y mentira
Ayer fue un día de primeras veces. Era la primera vez que un diputado inválido asistía al debate de investidura. Francisco Bañó, del PP, lleva 33 de sus 54 años en silla de ruedas a causa de un accidente de tráfico. Se ha habilitado un ascensor especial para él pero no aspira a que se reforme la tribuna. "Entiendo que no se va a romper la estética del hemiciclo pudiendo como puedo hablar desde mi escaño. Lo bueno es que a los minusválidos nos pongan en la línea de salida. El resto depende de nosotros".
Fue también un día de penúltimas ocasiones. La penúltima vez que los ministros del PP llegaban en los grandes Audi oficiales.
- "Para hacer política en Madrid, el coche oficial es muy necesario", le reconocía medio en broma un diputado del PP a otro del PSOE.
- "Es que si no es con él no llegas a ningún sitio", le confesaba un diputado socialista que ya tenía coche por su partido.
Los socialistas se esforzaban en dar una imagen de nuevos tiempos, nuevas caras, aires, formas y modales. José Luis Rodríguez Zapatero cerró su discurso de investidura hablando de utopías, de "un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes". A los parlamentarios del PP la frase le sonaba a chiste y a mentira.
Alguien reparó en que por primera vez en la historia del Congreso, el presidente de la cámara usaba un ordenador portátil. En efecto, Manuel Marín, usaba el suyo. Conectado a Internet. "Cada vez que hable un diputado, yo tendré al instante una imagen suya con su nombre y apellidos, su ficha, un resumen de la cuestión que se debata", señalaba Marín. "Aquí entran en dos semanas más de mil documentos. Es imposible llevarlo todo en la cabeza. Hay que valerse de las nuevas tecnologías".
A las seis y veinte de la tarde concedió tres minutos más a Rajoy para que concluyese su intervención. Y algunos socialistas dijeron: "Manolo se ha cargado a Rajoy. No se esperaban esto. Creían que íbamos de farol. Ellos siguen con su talante faltón, pero nosotros estamos empeñados en cambiar las formas, en hacer de estos debates algo más rico, más flexible".
A las ocho y media de la mañana del domingo los coches oficiales aparcarán ante el domicilio de los ministros socialistas. De allí se trasladarán a La Zarzuela para jurar o prometer el cargo ante el Rey. Y después a cada ministerio para asistir al traspaso de poderes. Y durante cuatro años, en la misma Cámara del hemiciclo que ayer se llenó de más colores que nunca, debatirán, transigirán, pactarán, gente como el diputado del PP Juan Carlos Guerra Zunzunegui, de 65 años, el mayor de los 350; gente como José Antonio Labordeta, de la misma edad y diputado de Chunta Aragonesista o como Isabel Fuentes, del PSOE, de 25 años y la más joven de los diputados.
Juan Carlos Guerra Zunzunegui se quedó huérfano con un año de edad cuando mataron a su padre, diputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas en 1936 tras ser apresado y conducido al barco cárcel Cabo Quilates. José Antonio Labordeta, de la misma edad, recuerda que su padre, republicano y de izquierdas, para alejar cualquier posible represalia contra la familia lo matriculó en un colegio alemán de Zaragoza a los cinco años donde tuvo que cantar cada mañana ante una bandera nazi.
La más joven del Congreso, la socialista Isabel Fuentes, recuerda que su primera imagen de la política era precisamente los debates en el Congreso recibidos por la única tele de su casa. El padre, un agricultor de Almería, pedía silencio y todos miraban al aparato. Por eso ayer, Isabel Fuentes fue de las pocas que apenas salió al pasillo durante todo el debate.
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