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Ilan Duran Cohen narra su visión tragicómica del amor

Elisa Silió

En Le Monde, un crítico escribió sobre Decálogo contra el desamor: "La vida es triste en este espléndido libro feliz". Y es que su autor, el francés de origen judío Ilan Duran Cohen, intenta que sus obras irradien humor, pero quienes las leen dicen que son "tragicómicas". Duran Cohen ha pasado por Madrid para promocionar Decálogo contra el desamor, que editó en Francia en 2002 y que Siruela publica ahora en España. Ésta es su tercera novela, pero la primera que se traduce al castellano.

El novelista, que vive en París, comenzó a escribir el libro poco tiempo después de separarse de su pareja. "Es muy personal pero no cuento nada mío", subraya. No confía en los métodos de autoayuda, pero le hubiese gustado creer en ellos para sobrellevar su dolor. En uno como el que inventa el protagonista de la novela, Alain Colang, de 36 años, un paranoico, inadaptado social, que se convierte en un gurú y psicoanalista con 10 preceptos para sobrevivir al desamor. Su decálogo es fotocopiado y distribuido gratuitamente, pero para aquellos que tienen "deficiencia en el entorno amistoso", Alain les propone una terapia de duelo a cambio de 500 euros.

"Hoy en día hay una fascinación por los métodos. Vivimos en la civilización del mínimo esfuerzo en la que la gratificación tiene que ser instantánea", comenta. "La gente no quiere sufrir y no existe el amor utópico que movía a otras generaciones. Hay que reinventar la manera de amar", dice.

"Cuando una pareja no marcha, hacemos un zapeo y nos vamos a otra", explica, "no construimos, y caemos en la soledad". "Queremos ser la civilización del disco duro, que se borra. Pero, a diferencia del disco, en el ser humano la memoria guarda las emociones".

Sin versión en el cine

Duran Cohen alcanzó el éxito internacional con su película La confusión de géneros (2001) y tras la buena acogida de Decálogo contra el desamor en Francia fueron muchos los que pensaron que llevaría la novela al cine. No ha sido así. "No era ésa la finalidad. Parece que los libros se ven como una etapa para llegar al filme", dice disgustado Duran Cohen, que estudió cine en Nueva York. "Si quiero hacer cine, escribo un guión, son cosas distintas". No ha querido vender los derechos de sus anteriores obras para que se vieran en la gran pantalla. Lo explica: "El cine destroza la magia de la novela".

"Cuando escribo paso mucho tiempo solo y creo que hago cine para ver gente. Me hace salir de casa, estar con personas en los rodajes, ir a festivales y no ser salvaje". Y confiesa que se pone frente a unas cuartillas cuando atraviesa un caos personal: "Escribo para divertirme, quiero hacer comedia, pero mis amigos dicen que es muy triste".

Duran Cohen ha visitado Madrid cuando tiene en mente una novela sobre terrorismo. "Me resulta muy difícil. He encontrado la forma, pero no consigo encontrar el tono. El terrorismo forma parte de nuestra vida diaria, pero no estamos preparados para vivir con él".

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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