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Aulas

Investigadores malagueños demuestran las virtudes de la autotransfusión sanguínea

El uso de la propia sangre reduce inflamaciones y acorta la convalecencia postoperatoria

Tu sangre te garantiza una recuperación más rápida". Esta afirmación sonará en un futuro no muy lejano en boca de los médicos cuando preparen a un paciente para ser intervenido. De hecho, ya suena. Un grupo de investigadores malagueños, comandados por el doctor Manuel Muñoz, docente en la Facultad de Medicina de Málaga, ha demostrado los beneficios que reporta al paciente la autotransfusión sanguínea. Muñoz y su grupo comenzaron las investigaciones hace más de una década, aunque esta línea de trabajo dio sus primeros resultados hace unos ocho años.

"Un grupo de cirujanos cardíacos del hospital Carlos Haya de Málaga recuperaban la sangre que se perdía después de la cirugía y se la volvían a poner al paciente. Veían que la cosa iba bien, pero realmente no sabían por qué. Ahí es donde intervenimos nosotros; hicimos un estudio de la calidad de esa sangre autotransfundida y realizamos una evaluación de los pacientes a los que se les aplicaba esta técnica", recuerda Muñoz.

Años después, la actividad investigadora del Grupo Internacional de Estudios Multidisciplinares sobre Autotransfusión (Giemsa) supone todo un avance en el ámbito de la cirugía, especialmente en la cardiaca, ortopédica y traumatológica, en las que la necesidad de sangre son mayores. La sangre extraída del propio paciente conserva cualidades que reducen el riesgo de inflamación y, por tanto, acortan la estancia postoperatoria del enfermo. El motivo radica, según Muñoz, "en la inmediatez del uso de la sangre en el proceso, lo que garantiza la conservación de propiedades tan vitales como la elasticidad de los glóbulos rojos, propiedad que se va perdiendo con su almacenaje en bancos de sangre".

"Empezamos a hacer una investigación selectiva, centrándonos en la recuperación de sangre en postoperatorio; esa sangre que pierde el paciente y que se tira. Era una técnica con mucha polémica, porque se decía que esa sangre estaba contaminada al salir de los vasos sanguíneos y pasar por la herida, por los tubos de drenaje... Se creía que podía tener todos los factores de coagulación alterados y mediadores inflamatorios y que eso podía aumentar la inflamación del paciente... Nos hemos dedicado a desmontar sistemáticamente todos los argumentos en contra hasta verificar que no tiene ningún efecto perjudicial para el paciente", relata Muñoz.

"Sabemos que a los pacientes que se les pone sangre de banco, que ahora es más segura que nunca, le bajan las defensas, aumentando las posibilidades de infección postoperatoria en un 15% o 20%, lo que provoca que su estancia en el hospital se alargue. Lo que no está totalmente demostrado es si el acortamiento de la convalecencia con nuestra técnica es porque no ponemos sangre de banco y eso hace que las defensas no se resientan o porque la sangre autotransfundida tiene algo que estimula al sistema inmunitario", explica el coordinador de Giemsa, que indica que investigadores británicos con los que mantienen un estrecho contacto apuntan a que puede deberse a la acción de los glóbulos blancos en la sangre autotransfundida. "Estudian qué tiene esta sangre para hacer que los leucocitos salgan de la circulación y vayan al sitio donde hay inflamación y la controlen", apunta.

Tras superar la fase de investigación con un resultado óptimo, se inició la fase clínica. Participan el Instituto Malagueño de Traumatología y Medicina Deportiva (Imatde), ubicado en la Clínica Parque San Antonio y donde se realizan operaciones de columna con esta técnica, y el Hospital Clínico Universitario, con operaciones de rodilla, entre otras.

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La autotransfusión preoperatoria requiere la donación de sangre previa en el centro donde el paciente va a ser intervenido. Para garantizar que la sangre estará en óptimo estado, se fija un plazo estimado para la intervención y un protocolo que se cumplen a rajatabla. Una coordinación que, por ejemplo, en el Hospital Clínico de Málaga está dando excelentes resultados en cirugías de rodilla, cadera, columna y urológicas. El protocolo del Clínico establece que el anestesista remita al paciente al banco de sangre, donde se le hace la extracción. Si ésta es apta, se fija la fecha y hora de la intervención, que se realiza sin demoras de ningún tipo.

"En las operaciones de rodilla estamos obteniendo muy buenos resultados con la autotransfusión postoperatoria porque se realiza bajo isquemia y la pérdida de sangre es mínima durante la intervención. Desde que aplicamos esta técnica la tasa de transfusión ha bajado del 50% a menos del 15%, con el consiguiente ahorro de las reservas de sangre del banco", explica Muñoz.

Otra línea de investigación que sigue Giemsa se centra en las operaciones de fractura de cadera, operaciones cada vez más frecuentes debido al envejecimiento de la población. "Se trata de administrar hierro intravenoso al paciente, porque en una situación así no sirve de nada administrarlo en pastillas, ya que no se absorbe. Por la vía intravenosa conseguimos una absorción más rápida y efectiva. Con esta técnica hemos obtenido también muy buenos resultados: disminuye la transfusión y disminuyen las infecciones. También en la UCI vamos a comenzar la utilización de hierro intravenoso en pacientes, como los politraumatizados, para ver cómo podemos disminuir el número de transfusiones. Pero siempre en conexión para disminuir la inflamación y las infecciones que sufre el paciente y, en la medida de lo posible, acortar su estancia en el hospital", relata Muñoz.

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