Bayona-San Sebastián, la 'eurociudad vasca', en la encrucijada tras una década
Transcurridos más de diez años desde que, en enero de 1993, las autoridades de la Diputación de Guipúzcoa y el distrito francés Biarritz-Anglet-Bayona (BAB) suscribieran un acuerdo para promover la creación de la "eurociudad vasca" Bayona-San Sebastián, este proyecto de cooperación se encuentra ante un dilema crucial. "Está en juego la propia credibilidad de la eurociudad", afirma el diputado para las Relaciones Institucionales, Fernando Tapia, también cogerente de la Agencia Transfronteriza. Tras años de reflexiones, estudios, y muy pocas acciones concretas, ha llegado el momento de "dar un impulso político al proyecto o abandonarlo".
Las instituciones no han logrado mantener el entusiamo original, pese a que desde la Diputación se insiste en que esta aventura tiene "muchas potencialidades". Inicialmente, el objetivo estaba muy claro: "liderar un proyecto de cooperación transfronteriza que aspira a hacer una única ciudad de lo que eran dos comunidades situadas en estados diferentes y que vivían dándose la espalda".El presidente del BAB, Alain Lamassoure, y la Diputación foral de Guipúzcoa, entonces dirigida por Román Sudupe (PNV), encargaron un proyecto que pretende crear una gran metrópoli que se extiende por un corredor de 47 kilómetros entre Bayona y San Sebastián, donde habitan 600.000 personas.
Esta ciudad imaginaria con cuatro bahías -San Sebastián, Pasaia, Txingudi y San Juan de Luz- dibuja en el mapa un nuevo territorio transfronterizo que presenta múltiples diferencias legales, económicas, administrativas, urbanísticas, culturales e idiomáticas. El propósito original consistía en ir limando esas diferencias y crear en ambas sociedades un sentimiento de pertenencia a la eurociudad a través de la aplicación de políticas sectoriales conjuntas en ámbitos como el medio ambiente, la cultura, las infraestructuras, los servicios sociales, el turismo o los deportes, entre otros.
La realidad ha puesto de manifiesto las dificultades para completar estos objetivos. Fernando Tapia reconoce que "todavía existe la sensación de que al cruzar la frontera se acaba todo y que es otro mundo". Sostiene que "es necesaria una reafirmación del proyecto de eurociudad, porque nos jugamos su propia credibilidad". Para ello, el diputado apunta que "hay que pasar de la fase metafísica a la fase de los proyectos operativos", como la conexión ferroviaria hasta Bayona o la creación del euroinstituto, dos proyectos que ya figuraban en la agenda de actuaciones del año 2000. Tapia propone tres líneas de actuación: "abordar una verdadera vertebración de la eurociudad a través de las infraestructuras del transporte, apostar por la cohesión social y fomentar la identificación de la ciudadanía con este ámbito geográfico".
Con el propósito de dotar a la Agencia Transfronteriza de un mayor "peso político", Tapia juzga prioritario integrar en su seno al Consejo General de los Pirineos Atlánticos, la "institución hermana" a la Diputación guipuzcoana en el lado francés. Precisamente con este motivo, el diputado general Joxe Joan González de Txabarri recibió el pasado 5 de marzo en el palacio foral a su presidente, Jean-Jacques Laserre. Tampoco está descartada la posibilidad de "ampliar el ámbito geográfico de la eurociudad a toda la provincia guipuzcoana, en coherencia con la apuesta de la Diputación de considerar Guipúzcoa como una ciudad".
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