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Reportaje:

Esquivando al Tío Sam

El 63% de las empresas de EE UU no ha pagado impuestos federales

La oficina presupuestaria del Congreso ha elaborado un informe en el que revela que el 63% de las empresas establecidas en EE UU no pagó impuestos federales entre 1996 y 2000 vinculados a sus ingresos. Eran, curiosamente, los años de la bonanza económica y de los grandes beneficios.

El análisis muestra hasta qué punto se ha implantado en EE UU una cultura de la evasión fiscal entre las empresas y su dimensión si se compara con el volumen total de ingresos fiscales. Esa pasividad se hizo notar especialmente en los años de crisis sucesivos. Lo llamativo del análisis es que buena parte se conseguían gracias a una serie de artimañas y entresijos considerados legales.

Y lo mismo da si son empresas estadounidenses o extranjeras. Aunque el análisis de la oficina presupuestaria del Congreso señala que la evasión fiscal afecta especialmente a estas últimas (73,3% en 2000). El informe explica que los ingresos fiscales provenientes de las empresas se encuentran a su nivel más bajo desde 1983 y el segundo peor desde 1934. Tomando como referencia el volumen total de ingresos, en 2003 se llevaron el 7,4% de la tarta.

En los últimos cuatro años, la evasión fiscal ha subido tres puntos entre las empresas estadounidenses y cinco entre las extranjeras

El intenso escrutinio llevado a cabo por el IRS y el Congreso durante los últimos días se ha mostrado insuficiente para invertir esta tendencia a la evasión que parece dominar la cultura corporativa en EE UU. La evasión fiscal subió durante ese periodo de cuatro años, tres puntos entre las empresas estadounidenses y cinco entre las extranjeras. Sin embargo, en volumen, los ingresos fiscales crecieron de 171.000 millones en 1996 hasta 200.000 en 2000. Pero durante los últimos años se observa una importante caída, hasta los 131.800 millones en 2003, el nivel más bajo desde 1993. Para éste, lo previsto es que suba hasta los 168.700 millones.

Las grandes pagan mejor

El tipo impositivo base que se aplica hoy en EE UU a las empresas es del 35% de sus ingresos. Pero lo normal es que paguen mucho menos gracias a las exenciones fiscales que prevé la legislación y a sus agujeros. El informe muestra que las grandes empresas (con activos superiores a los 250 millones de dólares) son más cumplidoras que las pequeñas. Aun así, el 45,3% de las grandes corporaciones estadounidenses y el 37,5% de capital extranjero se declararon no elegibles para el pago de impuestos en 2000. Y más del 35% declaró menos del 5% de sus ingresos.

Como afirma el senador demócrata Carl Levin, "son demasiadas compañías las que están evitando pagar al Tío Sam, a pesar de los beneficios que están recibiendo de este país". Una crítica que va especialmente dirigida a las compañías extranjeras. Lo que lamenta Levin es, precisamente, que muchas empresas instaladas en EE UU "estén desviando miles de millones de dólares en beneficios fuera del país cuando generan ingresos aquí".

El estudio de los servicios contables del Congreso explora cómo las compañías establecidas en el país, especialmente las extranjeras, están reduciendo "ilegalmente" sus aportaciones fiscales. Pero los expertos ven más cosas detrás. El director fiscal del Instituto Cato, Chris Edwards, señala que el problema está en que el sistema se apoya más sobre los ingresos y no en los beneficios. Daniel Mitchell, de la Fundación Heritage, explica que el código fiscal está hecho de tal manera que "un abogado o un contable puede estructurar la compañía para evitar los impuestos fácilmente y de forma legítima".

Carl Levin y su compañero de partido Byron Dorgan señalan que en estudios similares se pusieron en evidencia "resultados similares". La solución pasaría, según ellos, por reformar el sistema fiscal e introducir reglas más severas para evitar la evasión. Pero hablar de impuestos no es muy apropiado en campaña electoral y las soluciones pueden convertirse en un arma de doble filo.

El análisis del Congreso, en todo caso, beneficia y da munición de campaña al candidato demócrata John Kerry, quien está criticando duramente la política económica y fiscal orquestada desde la Casa Blanca por su rival George Bush, y propone una reducción del tipo de base para evitar que las empresas dirijan sus beneficios hacia paraísos fiscales. Se da, además, la circunstancia de que en el seno del partido republicano hay una importante división interna a la hora de afrontar la cuestión de los impuestos a las corporaciones.

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