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LA POSGUERRA DE IRAK

La ofensiva fomenta la unidad entre chiíes y suníes

Bagdad amaneció el jueves inusitadamente tranquila para un jueves. La llamada a la huelga que desde la noche anterior hacían los imames de las mezquitas suníes tuvo eco. Apenas había tráfico y la mayoría de los comercios estaban cerrados. Sólo en los patios de las aljamas había un revuelo inusual. Numerosos ciudadanos se acercaban para entregar alimentos, agua o medicinas para la sitiada Faluya. No eran sólo suníes, como los habitantes de esa ciudad, muchos chiíes se han solidarizado con ellos. La doble ofensiva militar de EE UU ha fomentado la unidad.

"Hoy es el día de la unidad de los suníes, de la unidad de todas las confesiones frente al ocupante", proclamaba el jeque Ahmed Abdelghafur al Samarrai, uno de los organizadores del convoy humanitario a Faluya. El jeque Al Samarrai hablaba en el patio de la mezquita de Um al Cora (Madre de Todos los Pueblos), desde donde partió la caravana de un centenar de vehículos, acompañada de miles de fieles de ambas ramas del islam.

Los enfrentamientos de la última semana no sólo han unido a islamistas moderados y salafistas radicales (entre los suníes), sino que han llevado a suníes y chiíes a proclamar su solidaridad. Delegaciones de suníes han acudido a felicitar a los hombres del Ejército del Mahdi, la milicia del clérigo radical chií Múqtada al Sáder, y muchos chiíes han declarado su compasión por los habitantes de Faluya, el feudo de la resistencia suní, sometida a sitio desde el pasado lunes.

Fibra nacionalista

De momento, no está claro que las declaraciones de apoyo se hayan traducido en una coordinación entre sus milicias, pero en el barrio de Adhamiya, feudo suní de la capital, testimonios coincidentes dan cuenta de la presencia de combatientes chiíes durante los enfrentamientos con las tropas de la coalición de las últimas noches.

"Han tocado la fibra nacionalista", explicaba, por su parte, el jeque Harez Suleimán al Dari, secretario general del Comité de los Ulemas. "Los iraquíes, todos los iraquíes, se han dado cuenta de que no hay más que un solo enemigo", añadía. A su alrededor, los voluntarios coreaban: "¡No hay más Dios que Dios y EE UU es el enemigo de Dios!", "¡Ni suníes, ni chiíes, sí a la unidad islámica!".

A la espera de las consecuencias políticas de este acercamiento entre dos comunidades cuya convivencia, en palabras de un diplomático europeo, "se estaba pudriendo", los últimos incidentes han aguijoneado a la comunidad suní. Sus tres escuelas de pensamiento en Irak (salafíes, sufíes y hermanos musulmanes) se han coordinado en un Consejo Consultivo que quiere ser un faro para todos los suníes.

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