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LA POSGUERRA DE IRAK

Al menos doce 'marines' mueren en un ataque insurgente en el 'triángulo suní'

El Pentágono deja en manos del mando en Irak la decisión sobre el envío de más tropas

La ofensiva general que sufren las fuerzas estadounidenses y de otros países en Irak por parte de diversos grupos armados en el centro y sur del país abrió anoche otro frente en Ramadi, cerca de Faluya, en pleno triángulo suní. Al menos doce marines murieron en el ataque llevado a cabo por decenas de iraquíes contra las posiciones ocupadas por los soldados en el entorno del palacio del gobernador de la ciudad. Los detalles eran anoche confusos, pero algunas fuentes valoraban la jornada, en términos de bajas militares estadounidenses, como la peor hasta el momento.

A falta de información oficial del Pentágono, las fuentes militares que informaron anoche a los medios de EE UU sin identificarse señalaron también que los marines heridos superaban la veintena y que había "numerosas bajas" entre los iraquíes, que podrían ser alrededor de un centenar. El presidente George W. Bush -que recibirá al primer ministro británico, Tony Blair, la próxima semana en Washington- fue informado de todos los detalles conocidos de la situación, según un portavoz de la Casa Blanca, que reiteró el propósito del Gobierno de "concluir la tarea en Irak", una frase que resulta ya notablemente insuficiente para explicar la imagen de caos y descontrol de la última semana.

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La ofensiva coincide con los enfrentamientos en Faluya, Bagdad y otros lugares del triángulo suní, en el centro del país, y con el levantamiento de los radicales chiíes. "Habrá días buenos y días malos en Irak", dijo ayer, sin perder su presuntuosa calma, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Sin duda el de ayer fue de los peores, como casi todos los de la última semana, en la que han muerto más de 30 soldados.

La inquietante situación militar en Irak es un factor importante en la campaña electoral, a siete meses de las elecciones. El senador demócrata Ted Kennedy no ahorró el lunes ninguna crítica: "Bush es el problema, no la solución. Irak es el Vietnam de George Bush, y este país necesita un nuevo presidente". Y el candidato demócrata, John Kerry, dijo ayer que los últimos sucesos son "profundamente perturbadores" y calificó de "error" el empeño de la Casa Blanca de mantener la transferencia de soberanía el 30 de junio.

La múltiple ofensiva ha puesto de nuevo en primer plano el debate sobre el tamaño del Ejército regular de EE UU en Irak. El mando militar en Irak analiza la situación por orden del general John Abizaid, jefe del Comando Central, para tomar decisiones sobre eventuales refuerzos. Rumsfeld no descartó ayer esa posibilidad y se remitió al resultado de las valoraciones del mando en Irak: "Ellos decidirán lo que necesitan y obtendrán lo que pidan". Rumsfeld recordó que hay 135.000 soldados de EE UU en Irak y que aunque se planea reducir ese número a 115.000, dependerá de lo que considere el mando en la zona. El secretario de Defensa reiteró que no hay por ahora intención de cambiar la fecha del 30 de junio y recordó lo que no cambiará: "Nuestras fuerzas seguirán allí. La política de seguridad en Irak no debería cambiar después del 30 de junio".

Rumsfeld, que habló antes de conocerse la ofensiva de Ramadi, se refirió también a lo ocurrido en Faluya hace una semana, la muerte, quema y mutilación de cuatro guardias privados que trabajaban para EE UU. "Ha habido detenidos. La ciudad está acordonada. Los que resistían han muerto. Vamos a hacer un esfuerzo sistemático para encontrar a los individuos implicados".

Un <i>marine</i> conduce un vehículo militar Humvee con numerosos impactos del bala, ayer en Ramadi.
Un marine conduce un vehículo militar Humvee con numerosos impactos del bala, ayer en Ramadi.EFE

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