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OFENSIVA TERRORISTA | La operación de Leganés

El grupo de islamistas se despidió por teléfono de sus familias al verse acorralado

El Ministerio del Interior considera que la policía actuó siguiendo la opción más adecuada

Algunos de los terroristas islámicos telefonearon a sus familias, antes de suicidarse en el piso de Leganés, para comunicarles su intención de inmolarse, según fuentes de la investigación. Uno de ellos sería Jamal Ahmidan, El Chino, presunto jefe del comando que colocó las bombas en los trenes el 11-M. Los investigadores saben que un familiar intentó, en vano, convencer a uno de los terroristas para que no adoptara tan dramática determinación. Pese a estar cercados y rodeados por un ejército de policías, los terroristas emplearon sus últimos minutos de vida en invocar a Alá.

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Los encargados de las pesquisas aún no han logrado aclarar dónde fueron robados los explosivos que los islamistas tenían en su poder. Sin embargo, han llegado a la conclusión de que al menos tenían en su poder en torno a 200 kilos de dinamita Goma 2 ECO. Unos 150 kilos los utilizaron para perpetrar la matanza de los trenes de cercanías el 11-M; otros 12 los emplearon para la bomba que tenían previsto hacer estallar al paso del AVE por las inmediaciones de Mocejón (Toledo) y el resto estaría en el piso de Leganés. Los cinco terroristas que estaban escondidos en el piso fueron alertados de la llegada de la policía por los hermanos Rachid y Mohamed Oulad, quienes supuestamente estaban en las inmediaciones. Durante el asedio, los cercados dispararon centenares de tiros antes de despedirse de su familia e inmolarse.

Los técnicos decidirán hoy, lunes, sobre la posible demolición del edificio en el que ayer se suicidaron con explosivos terroristas del 11-M causando graves destrozos. El alcalde de Leganés, José Luis Pérez Ráez, aseguró ayer que los informes municipales y de la Comunidad de Madrid de los que dispone "no coinciden" en cuanto al grado de afectación que sufre la estructura del edificio, en el que están los portales 38 y 40 de la calle de Carmen Martínez Gaite, por lo que "no está claro que sea necesaria" su demolición.

Los bomberos de Madrid y los de Leganés y técnicos de la Delegación de Obras y Urbanismo de la Comunidad de Madrid han puesto a disposición del alcalde varios "informes contradictorios". Unos sostienen que se puede reforzar la estructura del edificio y, en consecuencia, mantenerlo, mientras que otros defienden que está muy afectado y que lo más aconsejable sería proceder a su demolición.

La decisión última la tomarán los técnicos del Ministerio del Interior que "es el que se va a hacer cargo de la reparación, o en su caso, reconstrucción del edificio". Por eso, no se puede calcular ni lo que costará la operación, ni el tiempo que tardarán en devolver el barrio a la normalidad.

El vicepresidente segundo de la Comunidad de Madrid y consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada, afirmó que los trabajos de desescombro y apuntalamiento del edificio de Leganés "serán lentos" porque habrán de hacerse teniendo en cuenta que a la vez continúan las investigaciones policiales.

Tras el sangriento desenlace de la operación de Leganés, diversos sectores de la policía se preguntan si el asalto por parte del GEO era la única o la mejor alternativa para reducir a los terroristas. Algunas de estas fuentes barajan la posibilidad de haber prolongado el cerco del grupo criminal, hasta obligar a sus integrantes a rendirse tras el asedio.

Sin embargo, un alto cargo de Interior afirma que la decisión adoptada fue la que se consideró como más acertada. "Si hubiésemos decidido prolongar el asedio durante horas o días", sostiene este alto cargo, " habríamos estado expuestos a que los terroristas hirieran o atacaran a tiros o a bombazos a los agentes que estaban rodeando el edificio o al resto del vecindario. Y entonces, los ciudadanos nos habrían reprochado, con razón, no haberlo impedido".

Los 11 geos que intervinieron en Leganés, tenían la orden taxativa de "no entrar" en la vivienda antes de estar complemente seguros de que no había riesgos, según mandos policiales. Cuando se produjo la mortal explosión, un grupo de geos al mando del subinspector Francisco Javier Torronteras estaba muy cerca de la puerta del piso. Al parecer, los policías se habían aproximado después de que uno de los terroristas asegurase que estaban dispuestos a rendirse.

El estado de los tres policías que ayer tarde permanecían hospitalizados no había experimentado "ningún cambio", según la Consejería de Sanidad. Los dos agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) ingresados en el Hospital Severo Ochoa de Leganés siguen con pronóstico grave y conscientes. F.V.C. presenta erosiones y quemaduras en distintas partes del cuerpo, fractura en la falange del quinto dedo de la mano izquierda, contusión en el codo del mismo lado, esguince cervical, traumatismo craneoencefálico cerrado y torácico abdominal. El otro herido, A.P.C., tiene heridas inciso contusas en las piernas, el mentón, el cuello y el cuero cabelludo; quemaduras de primer grado en la cara, el cuello, las piernas y el brazo derecho; traumatismo pélvico, contusión torácico abdominal y hematomas escrotal y abdominal. El tercero de los heridos, el jefe del operativo de los GEO, está hospitalizado en la planta de cirugía maxilofacial del Doce de Octubre y sufre una rotura de huesos propios nasales, así como contusiones.

La policía difundió ayer las fotos de otros tres terroristas que son buscados por el 11-M, además de los seis cuyas caras ya fueron publicadas (tres de ellos ya muertos). Se trata de Amer El Aziz, Sanel Sjekirica y Rabei Osman Ahmed.

Labores de desescombro en el exterior de la vivienda de Leganés donde vivían los terroristas.
Labores de desescombro en el exterior de la vivienda de Leganés donde vivían los terroristas.MANUEL ESCALERA
De izquierda a derecha, Rabei Osman Ahmed, Amer el Aziz y Sanel Sjekirica, buscados por la policía en relación con el 11-M.
De izquierda a derecha, Rabei Osman Ahmed, Amer el Aziz y Sanel Sjekirica, buscados por la policía en relación con el 11-M.

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