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Entrevista:JUAN IGNACIO PÉREZ | Nuevo rector de la UPV

"La alta participación ha legitimado al rector, pero sobre todo a la Universidad"

Juan Ignacio Pérez (Salamanca, 1960) ha asumido ya rol como futuro rector de la UPV. Le gusta y se nota que es un papel que ha ensayado a conciencia. La elevada participación y el bajo porcentaje de voto en blanco favorece su visión optimista sobre el futuro de una Universidad que, según sus palabras, se ha autolegitimado y ha afirmado en las urnas su deseo de un "gobierno fuerte".

Pregunta. ¿Le ha sorprendido el apoyo recibido en la segunda vuelta?

Respuesta. Me ha sorprendido la participación, sí. Ha sido muy superior a la que me imaginaba. Y luego, también ha habido un voto en blanco muy bajo, lo cual es muy satisfactorio para mí. De todas formas, lo más importante de la alta participación es que legitima al rector, eso está claro, pero sobre todo legitima a la universidad, para que sea considerada por la sociedad como una organización con una responsabilidad tremenda y que tiene muy claro lo que quiere.

"Es una estupidez decir que el nacionalismo ha vuelto a tomar el mando de la UPV"
Aquí la gente lo ha pensado y ha dicho: 'Nos estamos jugando el futuro de la universidad'

P. ¿Qué influencia ha podido tener en el notable aumento de su respaldo el hecho de que su rival fuera el candidato de la izquierda abertzale?

R. Creo que mucho menos de lo que alguien pudiera pensar. La lógica que veníamos utilizando es que, como no parecía que iba a estar muy reñida la votación, se iba a producir una menor afluencia. No ha sido así. Creo que la gente no ha votado porque el otro candidato fuera Iñaki Antigüedad. El propio Iñaki ha pedido la participación de forma insistente.

P. ¿Se puede hablar de voto del miedo, de voto útil o de voto del por si acaso?

R. No. El grado en el que cada uno de los factores incide a la hora de votar es desconocido. Reconozco que puede haber un poco de todo eso. Pero eso no explica estos porcentajes de participación. Aquí la gente lo ha pensado y ha dicho: "nos estamos jugando el futuro de la Universidad". Y eso es mucho más que la suma de esos factores.

P. ¿Está de acuerdo con el análisis de que buena parte del respaldo en la segunda vuelta es prestado?

R. Creo que la lectura del voto prestado no es correcta. Que ahora haya habido elección a la carta, lo que ha provocado una extraordinaria fragmentación del voto, no quiere decir que yo no fuera el candidato de una amplia mayoría de la universidad. Podía haberlo sido perfectamente, como lo fui hace cuatro años. Por eso, tras conocer los resultados, aludí a esa situación, porque de la misma forma que nunca le negué la legitimidad al rector [saliente], que lo logró con una diferencia mínima, aquel resultado también me estaba legitimando a mí.

P. Pese a su incontestable victoria, usted pasó la primera vuelta con un 20%. En sus primeras palabras ofreció una mano tendida a los sectores que quedaron fuera en el primer corte y que obtuvieron en conjunto un 63% de apoyos. ¿Cómo piensa hacerlo?

R. He dicho que no voy a incorporar en el equipo a personas procedentes de otras candidaturas, salvo que sea el resultado de una casualidad o una carambola. Pero creo que hay fórmulas alternativas. Mi intención es estudiarlas con otros cabezas de lista. Con algunos ya he empezado.

P. ¿Ha salido beneficiado de la división que se produjo en los sectores que en su día apoyaron a Manuel Montero?

R. Hombre, seguramente me ha facilitado las cosas. Pero vuelvo a recordar lo que ocurrió hace cuatro años. Entonces no ganamos de milagro. Creo que habríamos ganado en cualquier caso.

P. Sus simpatías ideológicas generan un recelo patente en un nada desdeñable sector de la comunidad universitaria, evidente en el caso de los docentes. ¿Teme un mandato revuelto?

R. No. No por ahí, desde luego. De la misma forma que se me pregunta a mí, yo podría decir que el alineamiento ideológico de Manuel Montero generaba un recelo nada desdeñable en la mitad de la universidad. ¿Ha tenido un mandato ajetreado por ese lado? No. Lo ha tenido por otro lado.

P. Si alguien le dijera que el nacionalismo ha conseguido retomar el mando de la UPV, ¿qué respondería?

R. Que dice tonterías, porque el gobierno de la UPV lo ha cogido una persona con nombres y apellidos que soy yo. Lo demás me parece una estupidez.

P. El mandato de su antecesor ha sido convulso, con presiones y ataques constantes. ¿Teme más de lo mismo?

R. No. No digo que no pueda pasar. Vamos a ver cómo transcurren las cosas. Pero con este resultado... Quiero decir que no me va a hacer mella igual. Voy a estar con bastante tranquilidad, por lo menos durante un año.

P. ¿Es consciente de que una parte importante de su apoyo es una apuesta por la universidad?

R. No tengo ninguna duda. Tengo un apoyo genuino de la mitad de la universidad, más la legitimidad que me da la participación, no a mí, sino al hecho de un gobierno fuerte. El de Juan Ignacio Pérez tiene un respaldo de la mitad de la universidad, el de un gobierno fuerte tiene un respaldo de un 95% de la universidad, porque sólo un 5% ha apostado por un gobierno débil.

P. A pesar de la corrección de la campaña, en la UPV siguen estudiando y trabajando personas que deben llevar escolta. ¿Qué actitud va a tomar usted ante esta situación?

R. Creo que la que ha adoptado el rector Montero. Suelo diferenciar dos aspectos: el de la UPV como organización social que debe ser referente ético y prepolítico en defensa de unos valores y como foro de debate racional; y por otra parte, la cuestión fáctica, el hecho de que una persona tiene que venir con escolta u otra que, cuando va a su lugar de trabajo o estudio, un conjunto de sujetos le increpan. La protección no depende de la UPV, pero la universidad puede poner todas las facilidades del mundo, por supuesto, a la cuestión del amparo y la solidaridad con las personas que sufren esa situación; y llegado el caso (y esto es una cosa a la que no me gustaría recurrir, pero no hay que descartar), si se vulnera la ley , habrá que recorrer las vías judiciales o las disciplinarias internas.

P. Manuel Montero señalaba en una entrevista reciente que se sentía como un precadáver. ¿Se siente usted también amenazado?

R. No. Cuando fui vicerrector de Euskera, llegué a estar amenazado en una ocasión, pero no fue nada alarmante. Mi foto salió en unos carteles y llegué a ver mi nombre escrito en las paredes en Leioa, mi pueblo. Aquí nadie está libre de ser objeto de cualquier tipo de acoso, calumnia o ataque.

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